martes, 23 de diciembre de 2008

Las cosas corrientes

La gente piensa que lo más importante en la vida es ver las cosas como son en realidad y de esa forma, sin darnos cuenta, todo lo que hacemos, todos los planes que diseñamos en nuestras mentes son una mentira. Cerramos nuestros ojos como si pensáramos que de esa forma el mañana nunca va a llegar y así no tendremos que hacer planes. La esperanza de que llegue un día mejor es la mayor mentira que existe y probablemente, sea la mejor de todas las cosas de la vida. Hay que seguir viviendo como si todo lo que haces tuviera un sentido, una orientación hacia un camino predeterminado en nuestras cabezas. Hay miedo al mañana porque la gente cree que si gana, entonces todo se acaba y hay que buscar nuevas metas. Muchas veces la mejor forma de entrar en lo desconocido es dando un pequeño rodeo que ya conoces. Como cuando vas a entrar en un bosque en medio de una noche sin luna, sin saber que peligros hay dentro de el pero sabiendo que puedes cruzarlo dando un pequeño rodeo por un camino que conoces. La mayoría de las veces es mejor hacer las cosas más corrientes que enfrentarte a algo desconocido, es mejor batir mil veces a un enemigo íntimo que tener que abrir nuevos frentes. Siempre que llegamos al punto de tener que empezar un camino nuevo tenemos en la cabeza el no parar hasta llegar, y no nos damos cuenta de que, dando pequeños rodeos podemos llegar hasta más allá de lo desconocido simplemente entrando por sitios que conocemos para no sentirnos en un territorio frío, solitario y peligroso. Lo mismo pasa con las personas, a veces llegamos a creer que ha llegado el un momento en el que hemos encontrado la oportunidad de ser otra persona y nos lanzamos a por ella. Pero si no funciona, nos pasamos el resto de la vida pensando en lo que podríamos haber sido y no hemos escogido ser. Intentamos ser sinceros y lo más probable es que nos manipulen, intentamos vivir sin contar con el pasado, como si no hubiera ocurrido y así seguir con nuestras vidas, pero esto es imposible. Hay momentos en que lo que necesitas es un recuerdo de como eran las cosas para que no se vuelvan a repetir ¿Qué convierte a un hombre en lo que es? ¿Qué tiene más peso: las peores cosas que has hecho o las mejores cosas que quiere hacer? ¿O son todas las buenas intenciones, que terceras personas han frustrado, las que realmente te hacen la persona que eres? Cuando te encuentras en la mitad de tu vida y estás aún muy lejos de tu destino ¿Cómo vas de la persona en la que te has convertido a la que podrías haber sido? Cuando todo en tu vida va sobre ruedas, es fácil creer que las cosas pasan por algo, es fácil tener fe. Pero cuando las cosas van mal es muy difícil mantener esa fe, cuesta no preguntarse por qué razón pasan las cosas. Incluso aunque sepamos que nunca encontraremos ciertas respuestas, tenemos que seguir haciéndonos las preguntas. Así somos, insurrectos, sublevados, amotinados, rebeldes, levantados contra la vida hasta el fin.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Esperanzas

- No hay nada que quieras contarme que me apetezca saber - dije en tono seco y frío
Ser adulto está sobrevalorado, me doy cuenta a pesar de que considerarme adulto sea matar parte de mi infantilidad, y de alguna manera, la chispa de mi vida. Cuando te haces mayor te das cuenta de que no hay que tener miedo a fracasar en la vida. Fracasa o cometer un error es mejor que no haberlo intentado. A veces lo que esperas es peor en comparación con lo que llega, pero la mayoría de las veces suele ser al revés, es mejor de lo que esperabas. La razón por la que nos aferramos a la esperanza es que lo que esperamos nos mantiene vivos, nos mantiene con fuerzas y en pie para seguir esperando, aguantando cualquier tormenta por la simple fortaleza de la esperanza. Esperar no significa que vaya a llegar un punto y final, sino un comienzo nuevo en nuestras vidas. - Lo cierto, es que tengo una razón para como actuamos el otro día y…- las palabras de Raúl sonaron tan huecas como cuando cae una piedra en una fosa oscura, tan honda como las almas de muchas personas que viven, por desgracia, en el mundo - lo siento, teníamos dos opciones y no supimos… - Si es todo cuanto vas a decirme…no tenemos nada más que hablar - sentí como suspiraba y apartaba su vista de mi, cogía sus cosas y se marchaba por la puerta. Llevo más de un lustro en manos de personas que me han tratado como un títere, abriéndome el pecho y decidiendo mi vida. No me han dado ni la oportunidad de tomar decisiones propias y para una vez, para una puñetera vez, que puedo decidir, tengo que elegir entre seguir como hasta ahora o empezar una nueva vida. - Sólo era decirte que lo sentíamos - dijo mientras salía - no tenemos más que decir, elige tu si quieres seguir hablándonos o no. - Las palabras tienen poco sentido si son tan forzadas y obligadas por los pocos hígados que habéis tenido para decirme las cosas a la cara - levanté la vista de forma pausada hasta clavar mis ojos lo más fríamente que pude en los suyos - Lo que elijo es mi vida, lo que elijo es Yo. Yo soy quién se levanta y tiene esperanzas, yo soy quién sabe en quién puedo confiar y quién no, yo tengo sueños, tengo deseos, tengo sentimientos. ¿Y vosotros? ¿Habéis llorado por amor? ¿Os habéis emocionado alguna vez por un detalle de un amigo? ¿Conocéis las palabras honor, fidelidad y lealtad? No, mi querido compañero. No me digas que elija cuando si tengo que elegir, me elijo a mi. A diferencia de vosotros yo se que estoy rodeado de gente falsa y manipulable, vosotros aun no sabéis de donde puede caeros la puñalada trapera que os hunda. Si tengo que luchar no contaré con vosotros. No hay nada más triste que una persona sin esperanza por nada. Ahora que ya tomo mis decisiones propias, ahora que mi corazón es solo mío, late y funciona, no pienso pedir cuentas a nadie. Tampoco espero que vengan a pedírmelas a mi por mis acciones. Mi vida me pertenece, fluye a través de mi sangre, puedo hacer lo que quiera y cuando quiera, y esto es lo mejor de todo. Un sabio dijo una vez: puedes tener lo que quieras si sacrificas todo lo demás. Lo que en verdad quería decir, es que no hay nada que no tenga un precio, así que... antes de luchar más vale que pienses lo que quieres perder. A menudo si se nos elige a nosotros y no al contrario, el sacrificio puede ser mayor de lo que podemos soportar.

martes, 16 de diciembre de 2008

No me quedo

Solo entre el gentío, como un grano de azúcar en medio del Sahara, como un fin de semana en París en medio de un calendario escolar. Solo y frío como el deshielo de los polos que nadie hace caso o quizás una canción melancólica en una madrugada de la calle habitual de los yonkis y drogatas de medio pelo. Tantas veces a la madrugada toca barajar mi propia alma con las estrellas muertas de celo, que amenazan desde lo más inalcanzable del cielo. Todas esas noches que no he dormido y no pude dormir, sin olvidos ni con consuelos, olvidado por nadie y por todos como una flor en un jardín del metro. Decidido a no morir sin contar a alguien quién soy y quién fui. Conspirando en las sombras para atacar a la vida con la daga en mi mano, sin misericordia apuñalar a todo aquel que quiera cruzarse para hacer daño. Sin quedarse ni un suspiro más quieto, esperando que vengan los golpes de cualquier esquina. Yo te miro crecer con la baba mojando zaguanes, y me quedo a dos velas con tan poquita tela que cortarte, malditos Don Juanes. Sufro tu adolescencia como una insolencia que disfruta volviéndome loco, no seas hija de puta, si me das jaque mate, me enroco. Será que toca una vez más levantarse y resucitar de entre los muertos. Volver a alzarse y plantar cara al mundo, hacerle ver que no estás muerto y que a pesar las heridas, a pesar de las mil y un batallas perdidas, no has perdido ni un ápice de tus ganas de demostrarle que vienes a por todas. Si, es verdad, sigues siendo tan pequeño en comparación con tanto mundo que quiere hacer daño, pero incluso el ratoncito más pequeño puede hacer un camino en el bosque si se pierde. Es cuestión de saltar los peldaños, dos a dos, tres a tres. El tren va a partir, no hay excusas o subes o te quedas. Vamos a seguir adelante o no vamos a hacerlo, pero no vamos a quedarnos a pensarlo si podemos o no podemos. No me cuentes tu vida que no es comercial, me decías en e-mail homicida, ya no tienes edad, añadías, basta de despedidas. Y en lugar de llorar, como a mano tenía un pentagrama, empecé esta canción si la acabo me meto en la cama.

Un pequeño puerto sin mar, un pequeño barco sin destino, un pequeño paso en cada grandísimo desafío.

martes, 9 de diciembre de 2008

En estos días inciertos

No fui nunca el hombre más honrado, pero era fiel y valiente cuando venían malas cartas repartidas en forma de desencuentros en callejones oscuros, y había que echar mano a la daga para dar unos cuentos pasos de esgrima, ensartando a esa persona dos palmos de acero en pleno corazón. Tampoco fui nunca el mejor con mis amigos, si es que algún día los tuve de verdad, a veces malos lances hicieron que se despidieran unos, otras veces simplemente la distancia apagó el significado de la palabra amistad. El hecho de no haber sido en mi juventud una persona con mayor maldad probablemente sea el causante de que, en cierto aspecto, las personas cercanas me trataran como un vulgar cualquiera, un zagalillo de barrio, un simplón, un pimpín sin fuerza ni nada interesante al que conocer. Probablemente, si hubieran hecho el esfuerzo de acercarse a mí, conocerme, habrían aprendido probablemente lo que las palabras “persona noble” significan. Lástima que la ignorancia en la que mis semejantes estaban hundidos, las pocas ideas que rondaban por sus mentes, y su egocentrismo infinito, fueran tan descaradamente nauseabundas. Falsos y cobardes. Necios e ignorantes. Señalarte por llevar una banda en el pecho, atacarte en la oscuridad con mentiras cruzadas infectando opiniones. Traiciones sin escrúpulos. Nunca fui, como digo, una hermanita de caridad, pero me acerco más a la definición de alma caritativa que a la de Lucifer o Belcebú. Sin embargo, una vez que recibí las primeros cortes, golpes, y en definitiva heridas, me fui trasformando en una persona más opaca. La respuesta al porqué de esa trasformación, de mozo idealista a hombre realista, clara está: harto de tanto dimes y diretes, habladurías, chismes, murmuraciones, cuentos, calumnias, y malas lenguas, no queda sino hacer un borrón de todo aquello que sobra en tu vida. En definitiva, la carta de despido no cierra heridas, no tapa agujeros en el alma y tampoco ayuda a pasar el mal trago de verse las caras de nuevo con el mundo. Es en consecuencia todo esto la necesidad de sobrevivir a las emboscadas de la vida. En estos días inciertos en que no sabes bien que rumbo tomar, siempre recuerdo puedo refugiarme en un pequeño puerto sin mar, pelear por mi bandera y gritar bien fuerte, que por mucho que me ataquen, voy a seguir siendo un impresentable, borracho, rayista y rojo hasta la muerte.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Amanece en Breda

A la atención de Julia De la Marca, Calle del Alcazar Real, Madrid. Posta Militar de Flandes. Querida Julia,
Cómo deciros que sois el último pensamiento que tengo cada noche al acostarme bajo el cielo de Breda. Cómo explicaros que cada vez que entramos en batalla grito vuestro nombre. Con que palabras deciros lo que sentí hace una semana cuando quedé sólo y aislado de mi Tercio, en mitad de la lucha y teniendo que sobrevivir a base de estocadas y puñaladas con todo lo que me rodeaba. No quedan palabras para describir tal desolación, tal sentimiento de soledad y desamparo que viví en esas horas, que se hicieron como años, esa sensación de que no volvería a encontrar a camaradas que lucharan junto a mí. Sabéis de sobra que a mi no me hace gracia tener que agarrarme a nadie para no caer, y me conocéis de sobra para entender que en estos momentos de sudor, sangre, lágrimas, heridas, estocadas y puñaladas, el calor y el aliento de un amigo fiel es casi tan reconfortante como el más apasionado de un beso vuestro. Nadie dijo que ser soldado de nuestro Rey fuera a ser cosa divertida. De sobra podíamos esperar que habiendo por medio asuntos de compañeros que se van, amigos que mueren y camaradas que traicionan, era cosa sufrida esto de venir al frente. ¿Pero que queréis que haga? Es cierto que hace tiempo perdí el rumbo y la paciencia de mi vida, ahora no hay esperanza de ganar batallas y terminar con esta guerra. Sólo me queda intentar sobrevivir y que no me hagan más daño del que, por desgracia, ya he sufrido.
Para cuando nos veamos la próxima vez, podréis comprobar que tengo unas cuantas cicatrices repartidas por todo el cuerpo que encontraréis nuevas y desconocidas. Gajes del oficio como supondréis. Se qué soy complicado de soportar (y más aun de comprender), se que es difícil ser feliz junto a mi, y también, comprendo que ser como soy no os ayude a conseguir la armonía en vuestra vida. Mi infancia no fue fácil, cómo sabéis, no tener amigos y dedicarme más a mis propios asuntos que a los comunes hízome madurar demasiado deprisa. Mientas mis compañeros de colegio se dedicaban a las pillerías, yo me dedicaba a aprender a leer y escribir con mi padre en la Taberna Cuco junto a Villaverde Alto, cerca de dónde vos y yo coincidimos por primera vez. Se que ser un mozo tan extraño, más entusiasmado en aprender las letras del Quijote para algún día poder escribir algo bonito, me hizo tener muchos enemigos en la escuela y las envidas afloraban en cada esquina. No quise que fuese de este modo, pero ya sabéis que este país se mueve más por el qué dirán, que por la razón y la cordura. Vale más una opinión ajena, un murmullo, un bulo, que la palabra de un hombre honrado. Las palabras son más duras a veces, que el mismísimo acero de la espada. Puesto que la espada atraviesa el cuerpo, pero las palabras tiran la reputación lograda con mucho esfuerzo y derrumban el alma. A veces el suelo que pisamos se nos derrumba, los caminos de nuestras vidas se pierden, y entran ganas de bajar de nuestro barco antes de que zarpe sin mediar palabras con nadie.
No quisiera entreteneros más. Sabéis que soy de pocas palabras y más de hechos. A veces es difícil sonreír, e incluso, las sonrisas salen forzadas. Pero a veces hay que conformarse con una leve mueca para poder seguir adelante. Os juro que sigo siendo quién era, pero a veces las ganas se van y cuesta seguir siendo aquel mozo que os despidió con un beso en Madrid.
Comienza a amanecer en Breda y con los primeros rayos del alba rezo por vos, porque más que por mi propia vida, temo sobre todo por vos en cada instante y momento que paso tan alejado de vuestros brazos. Ojalá os hubiera encontrado antes y pudieseis ser eterna a mi lado. Que Dios os guarde y nos guarde a todos.
Vuestro con mi mayor recuerdo,
Raúl de Miguel y García. Fechado bajo las murallas de Breda, en el sexto día de Enero del año de Nuestro Señor de mil seiscientos veinticinco.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Rojo

Cuentan que cuando está cerca el final ves pasar tu vida por delante. Dicen que en esos momentos se pasan todos tus buenos recuerdos, tus buenos momentos por tu mente. Mentira. Una vez que el frío acero ha traspasado tu corazón sólo tienes en la mente la cara de tu enemigo. La toledana traspasa tu cuerpo y caes fulminado. Te resignas a mirar los ojos de tu asesino, su odio, su sed de muerte, sus ojos fijos en ti. Intercambias la mirada con el y puedes sentir como ha reparado en tus ojos, tristes, inertes, apagándose como una farola en mitad de un barrio de Londres que luchar por permanecer alumbrando rodeada de niebla y soledad. Herido y moribundo, preguntan tus ojos: ¿Por qué? Saca su espada clavada en ti apoyando su pierna sobre tu pecho. Caes de rodillas aun sin perder la conciencia. Miras su espada reluciente de plata y rojo, palpas tu armadura y miras tus manos: se bañan de rojo. Sabes que la puñalada es letal, pero aun así evitas pensar en ese color. Piensas que por un instante tienes la posibilidad de sacar tu daga vizcaína y degollarlo de oreja a oreja. Calculas la posibilidad de sobrevivir que tienes, pocas o ninguna calculas. Aun así, es preferible morir matando que arrodillado esperando la puntilla final. Miras al suelo el pequeño charco de vida que se ha formado, rojo sangre, rojo muerte. rojo fin. Sacas la daga y te abalanzas sobre él con un último grito de furia. Rasas su jubón y lo mandas al mismo infierno. Mata o muere. Cae fulminado el traidor y arrastrándote te acercas hasta el y clavas una y otra la daga. Su cara rebela la sorpresa de lo ocurrido, sus ojos se apagan y se quedan quietos, un grito ahogado hace que el último ápice de vida se escape del soldado. A pesar de la muerte de tu rival, sigues estando arrodillado en el campo de batalla, sangrando a borbotones y esperando el fin. Sin nadie a quién esperar, nadie que te socorra, nadie que te auxilie. Sólo ante la nada, sólo ante el mundo, sólo ante el silencio que recorre tu vida. Sin nadie a quién amar, nada que perder, nada por quién luchar, nadie por quién pelear, seguir o llorar. Lleno de heridas, rodeado de putrefactos cadáveres de compañeros que, son pasto de buitres y carroñeros (tal vez no esperaran ser devorados por animales de su misma calaña), sin fuerzas para mantenerte en pie. Te desplomas al fin porque no quedan fuerzas para más. ¿Quién decide quién muere? ¿Quién es el que manda un compañero a la traición? ¿Cómo puede tener la gente el valor para traicionar y no dar luego la cara? ¿No hay valor para retarse a duelo? ¿Se mueve el mundo por falsos sentimientos? ¿Hay buenas almas por las que luchar aun? ¿Las buenas personas están condenadas a ser pasto de los aprovechados? ¿Un corazón grande tiene que estar odiosamente atacado por envidias y calumnias? ¿Por qué yo? ¿Por qué? No queda sino batirnos y luchar solos.
Sólo para siempre.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Sangre de Fin

No puedo evitar soñar cada noche con aquel último intercambio de golpes en las llanuras de Rocroi, al norte de Francia. Fue aquel día en el que por una extraña razón Dios nos abandonó y me di cuenta de que estar rodeado de mis compañeros soldados no era sino otra forma de soledad. Aquel día, mis queridos amigos de la infancia murieron para mi, aunque en realidad ya lo habían hecho desde hacía años. Rodeado de unos extraños compañeros que me habían abandonado y echo sentir solo en los últimos años de mi vida. Imaginense el panorama, por un lado falsos compañeros que conspiran tras de ti, no te hacen sentir valorado y no se preocupan lo mas mínimo por tu vida, y por otro lado, el enemigo sediento de sangre y venganza que nos teme y nos odia al mismo tiempo.

Eran como decía tiempos duros. Tiempos en los que este país estaba más empeñado en mantener su hegemonía y orgullo en medio mundo que, en dar de comer a sus ciudadanos. Pero que decir de un país de soldados leales hasta el fin del 19 de Mayo de 1643 en Rocroi. Fieros, duros, imparables en la batalla, mantuvimos a raya de tizona media Europa mientas nos matabamos con la otra media. Traicinado por amigos, odiado por enemigos y sin querer rendir un palmo hasta la muerte. Pero volvamos a aquel día del 19 de Mayo, como contaba, aquel día me quedé solo de amigos de infancia. Aquellos con los que solía estar desde pequeño en las calles de Madrid haciendo pillerías. Aquellas personas con las que se suponía que tenía una amistad y para mi pesar, no mantenía nada más que un local en comun con ellos. Aquel Jueves decidí que no volvería a tratar de amigos a esos traidores.

Aquella mañana 12000 soldados gabachos nos vinieron encima a los 5000 soldados de los tercios de nuestro señor el Rey Felipe IV. Aquel día, en aquel infierno perdí un grupo de amigos, perdimos algo más que una ciudad. Rocroi se llevo parte de mi vitalidad, parte de mi vida. Siempre es duro asumir que ya no tienes un grupo de amigos y que solo te ata estar en un local con ellos. Y a pesar de todo, sigo siendo tan luchador como siempre y quizás más alegre, soñador y valiente que nunca. Soldados, podíamos soportar disparos, estocadas y cargas enemigas, y no soportabamos que se nos menospreciara y se nos tachara de cobardes. Dios sabe que esto es un punto y final con esta gente. A partir de aquel día, la única relación que tuve con ellos fue de negocio de alquiler del local, pagar y nada más.
Como os dije hace tiempo, más vale estar solo que rodeado de falsos y cobardes. Los valientes por desgracia estamos en el punto de mira para muchos enemigos y muchas balas quieren matarnos una y otra vez, muchas dagas quieren meternos por la espalda, y sobre todo, envenenar con palabras toda opinión ajena sobre nosotros. La historia es nuestra, la hacemos los pueblos. Mi historia la escribo yo, el guión es mio y añado o quito a los personajes que no me sirven en la película.

martes, 18 de noviembre de 2008

Eligen

Elige la alarma del despertador, elige unas sabanas, edredón a juego, elige una cama para levantarte dolorido cada mañana. Elige un pijama para quitarte cuando madrugas y elige una camiseta, un vaquero y cinturón de cuero. Elige unas zapatillas que vayan a juego y elige atártelas o no antes de tropezarte. Elige el modelo de bronca mañanera con tu madre, elige como salir corriendo porque llegas tarde y elige bien el autobús que siempre se te escapa. Elige una parada en la que bajarte, elige la carrera, elige la universidad, elige la facultad, elige unos libros, apuntes y cuadernos dónde hacer tus dibujos pajareros. Elige tu clase, elige tu mesa, elige tus compañeros con los que hacer el idiota, elige el listillo con el que meterte, elige atender o no, elige tomar notas al lado de tus dibujos inútiles y elige si quieres, una chica de la que enamorarte. Elige no decirla nada, elige seguir siendo uno más entre la multitud, elige levantarte y pasar cerca y sentirte lejos, elige cada día volver por el mismo camino a casa. Elige volver solo, elige coger el mismo autobús siempre, elige la música que escuchar, elige mirar por la ventanilla y elige aislarte del mundo.
Elige un deporte, elige un equipo y elige un jugador que nunca marca. Elige una televisión grande, elige un canal y elige escuchar cada día a unos tíos con corbata diciendo que el mundo va a ser mejor. Elige un representante para votar, elige como quieres que te manipulen, elige como dejarte engañar y elige como ser engañado otros cuatro años. Elige dejar que te emboten la mente, elige no leer, no escribir y no razonar. Elige destrozar tu espíritu con traiciones y desamores, elige tener la carga de niñatos egoístas que has decidido apartar de tu vida, elige que amigos tuyos te venderán a las primeras de cambio, que te dejen a la altura del betún y que tire por la borda toda tu reputación. Elige agobiarte, marearte, intoxicarte de un millón de maneras diferentes y elige preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana.
Elige un futuro para ti, elige una vida. Pero, ¿Por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir. ¿Las razones? ¿Por qué elegir? ¿Por qué seguir al rebaño? Manipulados, ordenados, mandados, establecidos desde que nacemos. ¿Por qué seguir la corriente?
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sábado, 15 de noviembre de 2008

Cobardes

Definición de Cobarde: Persona sin valor ni espíritu. Esto es lo que pone la RAE. ¿Qué es realmente una persona cobarde? Para mi, las personas cobardes a las que tengo que enfrentarme a dario son aquellas que estan sentandas a apenas unos metros de mi. Estan sentadas en mi propia clase, se comportan como si no existiera y lo peor de todo, hablan mal de mi y de mis camaradas. No tienen el valor para decir lo que piensan a la cara y prefieren difuminarlo mediante publicaciones ruines. Tal vez tienen miedo de que su escasa inteligencia no les permita contestar a una posible represalia. Gente con doble moral, por una parte sonrisitas de buen compañerismo y por otra la daga en alto para atravesarte la espalda en cuanto les es posible. Personajillos con la lengua tan envenenada de comentarios, chismorreos y críticas de los demás, infectan todo lo que les rodea simplemente con el roce de sus vapores tóxicos. Apestan y creen que desprenden un aura de virtuosidad y belleza. Son mugre de la sociedad, lacra de los pilares de la civilización, son ratas que roen todo cuanto es diferente a su manera de pensar y gustos. Se creen intocables y no son nadie, van de divas y en todo caso se visten como prostitutas vietnamitas, con todos mis respetos para las asiáticas que merecen un altar en comparación con gente de esta estirpe. Al menos las vietnamitas pudieron elegir. Despreciables hasta el fin de los días. Ni siquiera sienten respeto por ellas mismas. Venderías a vuestras madres por 10 piezas de plata. No sois nadie y os creéis todo. No llegáis a la suela de los zapatos del 99% de las personas a las que criticáis. Seguid hablando de mi, del pringadete de barrio que perdía el tiempo sentado en la plaza con su bloc de notas y su boligrafo. No os daís cuenta de que vuestra amistad es inflamable, os venderías las unas a las otras por cuatro perras y en cambio, nuestra unión es infranqueable, no vais a poder derribar nuestros muros con vuestra falsedad y puñales envenenados. No tienen alma, ni sentimientos por el prójimo, ni pudor, ni inteligencia, ni coherencia en el escribir, ni cohesión en el hablar y, sobre todo, no son capaces de imaginar que se les va a echar en cara su falso mundo. No saben que decir, no saben como reaccionar, estalla su burbuja de cristal y se encuentran desnudas ante la ira de aquel pobre muchacho que golpea sin piedad con cada palabra de rebeldía. Somos nietos de perdedores de guerras civiles, somos descendientes de exiliados a alemania y somos los hijos de la represión franquista. Mi abuelo me dijo una vez que nunca debía volver a repetirse la tiranía y cobardía de la guerra, por eso había luchado. Me hizo prometerle que nunca, nunca jamás permitiría que nadie bajo ningún concepto abusara de mi de cualquier forma. Nunca van a poder derribarnos porque nuestros muros no están en la tierra, están en nuestras almas.
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Vida o muerte, venceremos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Preguntas

El mundo está hecho de cosas grandes y de cosas pequeñas, pero lo más injusto es que las llamemos grandes y pequeñas, porqué cuando te pasa algo, cuando pierdes algo o alguien que de verdad te importa, solo te fijas en eso, aunque explote el mundo a tu alrededor, no te importa, no te importa nada. Tengo una teoría de por qué la gente hace cosas tan horribles, es por lo mismo por lo que los niños se empujan en el colegio. Si tú eres el que empuja, nadie te va a empujar a ti. Si tú eres el monstruo, nada estará esperando entre las sombras para atacarte. Es así de sencillo, la gente hace cosas tan despreciables porque tiene miedo. En el fondo, todos estamos al borde del abismo, a todas horas, todos los días, un abismo por el que todos caeremos; la elección no es caer o no caer. La elección es si queremos caer pataleando y gritando o si queremos hacerlo con los ojos y el corazón abiertos. ¿Qué nos hace parecer humanos? ¿El poder pensar? ¿El poder sentir pena y dolor? Tal vez se una de las cosas que nos hace más humanos. ¿El poder reír? Espero que sea otra de las cosas que nos haga parecer más entrañables. Podemos sufrir y reír, conocemos un pasado y un presente y de cierto modo también un futuro. Tal vez lo que nos hace humanos es que sabemos lo suficiente para creer que sabemos a donde vamos y en realidad es una incógnita. No se lo que sucederá después. No se dónde voy a estar el día de mañana, no se lo que voy a aprender, ni quién me acompañará en mi camino pero, lo que se es esto: La vida, toda la vida, se trata de hacer preguntas y no de saber las respuestas.El querer ver lo que hay del otro lado de la colina es lo que nos mantiene con vida. Tenemos que seguir haciéndonos preguntas, queriendo entenderlas. Aún cuando sepamos que nunca encontraremos las respuestas, tenemos que seguir haciéndonos las preguntas. A todos nos gusta pensar que tenemos cierto control sobre nuestras vidas y muchas veces nos engañamos a nosotros mismos pensando que estamos al mando. Entonces pasa algo que nos recuerda que el mundo funciona con sus propias reglas, y no con las que nosotros establecemos. Que sólo estamos de paso.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Miedo

El sargento nos miro a la cara a cada uno de los supervivientes de aquella primera toma de contacto con las balas enemigas y se detuvo en frente a mi. Aquella mirada penetrante parecía leerte la mente y saber que estabas muerto de miedo, aquellos ojos se me incrustaban mientras digería mi primera batalla contra las tropas nacionales de la madrugada del 4 de Agosto de 1936. Me miró de arriba abajo y dijo:
. - ¡USTED! – Gritó salpicándome de saliva - ¿Por qué se quedo quieto en ocultado en una zanja mientras sus compañeros tomaban el puesto enemigo? - No se por qué lo hice mi sargento…-dije ruborizado y titubeante - ¡NO ME DIGA ESO! – Volvió a gritarme – ¡No me diga que no lo sabe! Saque orgullo y diga a sus compañeros por qué los abandonó en la pelea. - Mi sargento…- comencé – tenía miedo… - ¡NO LE OIGO SÁNCHEZ! – me apremió - ¡SENTÍ MIEDO, MI SARGENTO! – respondí - ¡No, no es una excusa! – Dijo el sargento desgañitándose por completo - ¡Me importa una mierda que usted esté asustado! Estábamos todos asustados, todos lo seguimos estando. La única razón por la que usted se escondió en aquella maldita zanja, mientras dejaba que le cayera toda la artillería nazi a sus camaradas, es porque tiene esperanza. ¡Pero tiene que darse cuenta de una vez de que está muerto! ¡Todos estamos muertos! Se volvió para mirar al resto del grupo y empezó a pasear entre nosotros. - ¡No lo olviden! – empezó de nuevo y me miró – Todos estamos muertos. La única razón por la que el Cabo Sánchez se quedó en aquella zanja, es porque pensaba que hay esperanza. Pero Cabo, la única esperanza es que acepte que ya está muerto. Cuanto antes lo acepte, mejor rendirá como soldado, como se supone que debe de actuar un soldado: Sin miedo, sin piedad, sin compasión y sin remordimiento. Todas las guerras dependen de ello… Una bomba cercana interrumpió las palabras del Sargento Bermejo. Con un solo gesto de su mano, nos movilizó a los 22 supervivientes de la 5º compañía de la columna Durruti hacía una pequeña gruta, y allí fue dónde pudimos descansar por unas horas y quitarnos la mochila y casco que pesaban mil rayos. Me acurruqué junto a mi compañero Santiago que estaba en la entrada de la gruta haciendo guardia, me tendió su cantimplora y di buena cuenta del agua que tenía, me sequé con la manga de la chaqueta y permanecí mirando el horizonte en silencio. - ¿Y dice el Sargento que tú tienes miedo? – Me miró Santiago sonriendo – Yo estoy si estoy muerto de miedo. Tengo tanto miedo que no soy capaz de acordarme ni de donde tengo las piernas más que para salvar mi culo de las bombas de los fascistas – Volvió a mirarme de reojo mientras sacaba un pitillo - ¿En que piensas Raúl? Tarde unos segundos en contestar. Me incorporé para poder hablar mejor. - Sabes, en mi pueblo antes cuando hablaba sobre mi trabajo la gente contestaba: “Pues si, le va”. Pero aquí, ahora para todos vosotros es un misterio. Nadie diría que yo era profesor de escuela, que daba clases a niños de 10 años y mi objetivo era inculcar a estas personas las razones por las que vivir y el valor de la vida. Así que si ahora os digo que me dedicaba a esto, es que debo de haber cambiado mucho. Me pregunto si habré cambiado tanto, si mi chica me reconocerá cuando sea que vuelva a su lado y si seré capaz de hablarle de días tan sangrientos como el de hoy porque, solo se que cada vez que mato, me siento más lejos de casa. Me paso el día muerto de miedo.
. Santiago no dijo nada. Suspiró reflexivo y asintió en silencio. Dio una calada a su pitillo larga y pausada. Tiró el humo con lentitud y riendo levemente me miró de nuevo a los ojos. - Tú no tienes miedo… – negando con la cabeza – una persona que tiene miedo no se acuerda de sus seres queridos. Una persona que tiene miedo se limita a sobrevivir. Puedes tener muchas cosas…pero Raúl tu no tienes miedo.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El mago

Tenía yo por aquel entonces mis 14 años recién cumplidos y, a pesar de mi corta edad, ya era mozo bastante avispado y curioso. Me metía en problemas con bastante facilidad, la mayoría de los casos para comer por necesidad, y manejaba mi pequeña daga con una destreza envidiable, cosa que me solucionó la papeleta en más de una ocasión. Había salido del pueblo como paje de un señorcito de Madrid y vivía bajo su tutela. No vivía precisamente rodeado de riqueza y debido a esto me las ingeniaba para poder sacar un poco de dinero haciendo pequeñas pillerías en el mercado. Como iba diciendo, meterme en líos era algo casi inevitable, robaba lo justo para subsistir y dormía bajo el techo de mi amo pero, una noche todo cambió de repente. . Iba yo caminando por la Calle de la Herrería cuando comenzó a anochecer antes de lo previsto. Era como si una gran manta de oscuridad estuviera envolviendo toda la ciudad. El frío de repente se convirtió en algo inaguantable y se puso a nevar con gran violencia. Los copos de nieve caían con tanta fuerza que eran auténticos guijarros que dolían como alfileres. No me quedó más remedio que apoyarme contra la pared y caminar lo más pegado que pude. Así fui avanzando metros arrastrándome contra la pared hasta que, de repente la pared cedió y me vi irrumpiendo escaleras abajo en una extraña casa. Todo estaba oscuro y solo se veía la luz que desprendía un fogón. Conseguí enfocar un butacón con una sombra sentada en el. . - Chico, – dijo aquella voz tenue – pasa y siéntate al fuego, parece que nieva fuerte. . A penas conseguí levantarme y recomponerme del golpe, me acerqué a la lumbre para entrar en calor. Aquella sombra se levantó con gran lentitud y se apoyó en una vieja muleta. Me miró de arriba abajo y me observo durante unos segundos. Tengo que reconocer que toda mi valentía y gallardía se habían quedado en la calle y, en esos momentos temblaba por algo más que el frío. Me puso la mano en la cabeza y me miró a los ojos. . - Veo mucho futuro en ti – me dijo – eres un chico valiente y luchador pero, sobre todo veo en ti la fuerza de la vida. Las ganas de seguir adelante a pesar de todos los impedimentos que tienes. No te preocupes porque vas a ser tan grande como sueñes que puedes ser. . - ¿Sois acaso un mago señor? – dije con temor . - Oh! Ja,ja,ja. ¡Mi joven amigo, unos dicen que soy un hechicero, otros que un fabuloso mago y otros que soy un viejo loco! ¡No mi joven amigo, ninguno acierta! – dijo estallando de risa – Solo soy un viejo que ha vivido mucho y ha visto mucho. Te daré un consejo: Si quieres llegar a ser un caballero y hacer todo lo que te propongas vive como si la vida fuese un sueño, lucha por defender a los tuyos y se un caballero cada vez que se te presente la ocasión. Siente que el mudo cada día se ha hecho de nuevo para ti. Haz que el viento mueva las alas de tu vida solo para ti y que se pare el mundo cada vez que te pares a observarlo. Grita tan fuerte que rompas las cadenas que atan tu vida y no te permitan ser feliz. Muévete porque no eres un árbol y no tienes porque soportar los golpes pero, jamás devuelvas y si esto va a causar mayor daño. Si consigues devolver con una sonrisa una traición y ofrecerle la mano al que con la suya te señale te habrás ganado las puertas del cielo. Ahora vete y no pierdas ni un instante de tu vida. . Cogí mi atillo y mi daga, me dirigí a la puerta y me dispuse a abrirla. Conseguí mover aquel bloque tan pesado de madera y justo cuando me disponía a salir me dijo:
. - Chico – no levantó la vista del libro que leía – No tengas prisa por llegar a ninguna meta concreta, lo importante del camino es caerse y levantarse, insistir y aprender. No lo olvides. . Si algo aprendí es a no juzgar por las apariencias: Aunque caminaba con dificultad y apoyado en un bastón tenía un corazón tan fuerte que hubiera levantado la más pesada piedra. Aunque su voz denotaba el paso de muchos años, el tenía una vitalidad inimaginable y aquella risa revelaba que hasta la persona más solitaria del mundo puede ser alegre. Días más tarde pasé por el mismo lugar y él no estaba pero, esto es otro capítulo en mi vida.

Parte de mi

Mi abuelo me decía siempre: No te dejes engañar y perdona pero no olvida. Tener rencor es un arma que sólo usan las personas que no tiene corazón ni el uso de razón suficiente. Hay que aprender a pedir perdón porque no merece la pena perder todo lo bueno por una tontería. Por mucho que cueste hay que esforzarse y retirar el orgullo para pronunciar un "lo siento".
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Se que cuesta trabajo y que el orgullo la mayoría de las veces es quién nos mantiene en los jaleos. Siempre me ha costado poder desembarazarme de esa capa de orgullo que me protege, esa capa que cuando me tiran al suelo me hace levantarme sin un rasguño, quitarme el polvo de encima y devolver el empujón con mucha mayor fuerza. Hay veces contadas en mi vida que he perdido esa capa y hoy, es una de ellas porque merece la pena. Merece antes la pena dañar el orgullo que no el corazón y no olvidaré jamás que un perdón de verdad se hace con el corazón y no con las palabras. La vida me ha enseñado a perdonar pero nunca a esperar el perdón de los demás.
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Hay pocas personas por las que merece la pena luchar y nunca jamás debería de hacerlas daño y sin embargo a veces, es inevitable por nuestra ignorancia y meteduras de pata. Saber encajar una derrota también es ganar, saber morir luchando tambien es vecer y si hay que vivir pensando en alguien prefiero que sea en vos. Podrás contar conmigo bajo el sol, caiga agua o nieve, en invierno o en verano y, si hace falta recorreré el infierno por ti. Lo siento, porque en tan poco tiempo, has pasado a ser parte de mi vida. Has pasado a ser parte de mi. Perderte significaría empezar a perder partes que me importa, esas cosas que tanto cuesta encontrar en el camino y que poco a poco van pasando a ser los pulmones de tu vida, esos que te hacen respirar y te dan aliento.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Caminos de Odio

Hoy me he sentado en un banco y me he quedado quieto viendo como pasan las horas sin saber si seguir peleando por la vida o volver atrás como un cobarde. A veces no se si vengo o voy en mi particular camino, ni se si siento lo que digo o si escucho lo que me dicen. Mi camino se ha perdido en un mar de dudas entre senderos que escogí y los que no debí escoger. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? A veces me lo pregunto. Me pregunto como puede ser que yo haya estado rodeado de gente que con la mirada tan limpia y pura te engañaba como el peor de los Judas Iscariote. A veces desearía no tener que elegir y que lo hicieran por mi porque, ya no se cuanta gente habrá quedado atrás en el camino ni cuanta gente tendré que dejar atrás. Se que los que han quedado atrás la mayoría se merecían no seguir en mi ruta hacia la felicidad, pero tal vez alguno de los que se haya quedado merecía una segunda oportunidad. Puede que a su modo pensar mucho, en si el pasado ha sido acertado o no, sirva exactamente una mierda.
Sientes que la vida en realidad es un cúmulo de decisiones, gente que distancias y gente que tienes cerca aunque también hay casos en los que la distancia supone el miedo a perder a alguien y paradójicamente, ese distanciamiento hace que acabes perdiendo a esa persona. El viento de la vida que se lleva momentos de noches con luna, amores en playas soleadas y sentimientos que ni son tan verdaderos como pretendíamos, ni son tan puros como pensábamos. Como poder olvidar los pasos tomados, lo hermoso que era poder sentir que todo era más bonito cuando eramos tan pequeños y no nos dábamos cuenta de que las oportunidades pasan para nunca más volver. Aquellos días tranquilos y sin preocupaciones por el futuro, aquellas manos entrelazadas con mil sueños por delante, esos ojos que miraban mi cara y provocaban un latir del corazón a un millon de veces por minuto, esos pasos por un mismo sendero y con una misma meta. Esos amaneceres con la brisa acariciándome la cara, el sol comenzándose a asomar por la ventana y nada más que el sonido de la respiración de la compañia a tu lado. Recuerdo que yo no era mal tipo, un chaval normal, pero una vez que te han causado tanto daño te das cuenta de que en tu sangre esta gravada a fuego la palabra ODIO.
Te das cuenta de que la vida es totalmente injusta , rodeado de hienas sanguinarias y carroñeras que lo único que quieren es destrozarte por dentro tan solo por su propia causa. Entonces te das cuenta de que si no es por las decisiones, a veces tan estúpidamente precipitadas que se toman a la hora de tomar tu camino, no podrías vivir en paz con tu alma porque tus propios enemigos lograrían alcanzarte. Hasta que no sangramos no nos damos cuenta que la vida es dolor y llanto, amor y odio, comedia y drama, a partes iguales. Nunca encontrarás en ese oscuro rincón algo que te pueda hacer recordar los buenos momenots, allí dónde te has sentido vejado y humillada tu propia dignidad. Mírarles a la cara y que no te puedan ver temblar, hay que hacerles ver que no les tienes miedo y ya en la calle volver a encontrar las razones por las que pelear.

sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Por qué combatimos?

Creo que he perdido la cuenta de los días que llevamos sin encontrar un puerto seguro. Esto últimamente se está complicando más y es que, se están haciendo grandes controles en cada ciudad para evitar la entrada de piratas en sus puertos comerciales. La tripulación está empezando a perder la paciencia y yo comienzo a odiar este cascarón de nuez y necesito poder disfrutar de los pequeños placeres que tiene la vida: un buen ron, una buena mujer, un buen baño y una camisa de lino nueva. Me embarqué en el Santa Inés hace ya casi 3 meses y no he vuelto a pisar tierra castellana desde entonces. El olvido nunca fue la mejor de las razones para enrolarse con piratas y bucaneros pero, que se podía esperar de un pobre muchacho que no tenía otra forma de vivir que no fuera alquilar su espada y matar por unas pocas monedas de oro. Sin embargo, tuve la desgracia de enamorarme de una joven dama y tras varias citas con ella tuve la gallardía de pedirle la mano a su padre que, con ciertas dudas, aceptó. Tenía por aquel entonces razones por las que combatir cada mañana, razones suficientes para luchar por hacerme una vida mejor.
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. Las cosas parecían verdaderamente de obra teatral del mismísimo Lope de Vega pero, resultó convertirse en una tragedia como la del hereje ingles William Shakespeare en su Romeo y Julieta. Ocurrió que mi joven prometida decidió pasar su particular noche de bodas con un joven galán y como consecuencia lo acuchille con mi sable tras un duelo no demasiado vistoso. Tuve la mala suerte de que el cadáver era primo del Duque de Medina, con lo cual me cayó encima todo el peso de la ley y tuve que huir de Madrid. Así fue como acabé en el Santa Inés, capitaneado por un loco borracho y con una tripulación fumadora, bebedora empedernida y la más sanguinaria de todo el mediterraneo. Zarpamos desde el puerto de Málaga pero, las cosas por las que combatía ahora, no eran una ilusión sino más bien mera supervivencia. .
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El mundo se mueve por amor, se arrodilla ante el con reverencia. Las personas creemos que no merecemos el amor, y nos dirigimos a espacios vacíos e intentamos cerrar las brechas del pasado. No nos damos cuenta de que para ello han lograr la felicidad junto a otra persona porque, la felicidad, sólo es real cuando se comparte. Pero nos asusta, nos aterroriza poder empezar una vida de cero con alguien, nos escondemos en una zanja porque pensamos que todavía hay esperanza de que si salimos de ella todo vaya a seguir igual que antes. La única esperanza que tenemos es aceptar que esa vida ha muerto y cuanto antes lo hagamos mejor. Yo he comenzado a aceptar el rol que tengo en mi nueva vida y se que cuanto antes termine por aceptarlo, antes podré ejercer como pirata, es decir: sin piedad, sin compasión y sin remordimiento. En el fondo, el éxito de una causa como la nuestra depende de ello, sin piedad no hay errores, sin compasión no hay oportunidades al enemigo y el remordimiento puede evitarse haciendo monólogos con ron. . .
Creo que en el fondo conozco a una persona que me puede ayudar a salir de esta pero creo que a mi, precisamente a mi, no sea a quién tienda la mano y le diga que la siga hasta el fin del mundo. Pero si no es por encontrar a alguien como ella, ¿Por qué sangrar?. Si no luchamos por alguna razón no tiene sentido permanecer vivo en esta mísera existencia. Supongo que peleamos porque tenemos esa pequeña esperanza de que todo vaya a mejor y de poder cambiar el mundo. Si no fuera por todo esto...¿Por qué combatimos?
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Cartas en el frente

Recibí aquella carta un 12 de Julio de 1529 y como todos los malditos días llovía a raudales. En esa tierra dejada por la mano de Dios no dejaba nunca de caer agua, Dios jamás se había paseado por Flandes, aquello debía de ser el maldito infierno. Un sol rojizo y humedad eterna. Cogí tiritando la carta que debía de ser mi madre, probablemente esperando nuevas del frente. Sin embargo, no pude evitar un pequeño grito ahogado al reconocer aquella finísima letra: A la atención de D. Raúl Lope Balboa, tercio viejo de Cartagena, embarcados con rumbo a Flandes en el Santa Inés. Posta militar de Flandes. Madrid, 4 de Junio de 1529 Queridísimo Raúl:
Llevo muchos años pensando en escribiros a vos una carta como esta y por unas razones u otras no he tenido la valía de hacerlo. Espero que no os moleste leer mi letra después de nuestro último desencuentro en el puerto de Cádiz. Pensaréis que han pasado muchos años y sin embargo, aun os recuerdo tan valiente y tan apuesto como si fuera ayer mismo cuando me despedí de vos y jurasteis que un día moriríais por mí. Espero que sigáis siendo hombre de palabra y sigáis manteniendo vuestra promesa. Como os decía nunca antes os había escrito para deciros verdaderamente cuanto os amo a pesar de llevar tantos años separados. Realmente os admiro por combatir a favor de nuestro rey y la verdadera fé católica. Manteneros vivo, sigo deseando volver a pasear a vuestro lado. ¿Recordáis la primera vez que paseamos juntos en la fuente de la Herrería? Fue hace ya 10 años y sentí por primera vez que os convertiríais en un papel importante en mi vida. Por aquel entonces vos pasabais una mala racha, recién llegado a Madrid y sin un futuro claro por delante. Sin embargo, tuvisteis los arrestos de mantenerme la mirada cuando nos cruzamos en la Calle del Mediodía. Hay quien diría que fue amor a primera vista, puro y limpio.
Siempre admiré la gran cantidad de fieles amistades que teníais y espero que las sigáis manteniendo. Por mi parte, perdonadme si me sobrepaso, he conocido a varios pretendientes en estos últimos años y algunos para mi desgracia acabaron convirtiéndose en vuestros sustitutos. Algunos partieron como vos a luchar por nuestro Rey y otros murieron. Pero podéis estar tranquilos, mi corazón siempre os ha pertenecido a vos ya que, son muchos recuerdos los que no he podido borrar de mi mente y no quiero dejarlos tirados porque sigo teniendo grandes planes para vos. Os dije hace algunos años que vuestros jefes eran unos desalmados y como supongo que habréis podido observar con vuestros propios ojos en el campo de batalla no me equivocaba. Supongo que os habrán querido cambiar esa vena rebelde que tenéis pero espero que no lo hayáis permitido porque tengo que confesaros que en el fondo me gusta.

No tengo nada más que deciros, se que nunca volverá a ser como antes pero si pudiera cambiar la historia trataría hasta la extenuación y desfallecimiento que así fuera. Os deseo la mejor suerte mi joven soldado, sed firme en la pelea contra nuestros enemigos y manteneros sano y salvo para regresar lo antes posible. Espero que vuestro amor siga siendo tan profundo y sincero como me jurasteis. Sinceramente vuestra, María de Medina y Esteve

P.D. Espero que sea mi nombre el que gritéis en la batalla con toda la ilusión y coraje.

Releí la carta unas siete veces antes de que el estruendo de un cañonazo me devolviera de la órbita a la tierra. Habían pasado muchos años desde que partió a Cádiz para casarse con un joven lugarteniente y no había sabido de ella desde entonces. Mi corazón se debatía entre el odio y el amor. ¿Cómo poder explicar con palabras un rencor y una ilusión a su vez tan grande?

viernes, 31 de octubre de 2008

Sólos para siempre

Creo que son cerca de las 4 de la mañana y hace un frío que mata. Es esa clase de frío que te llega hasta los huesos y puedes incluso sentir como te va invadiendo por dentro y acabas tiritando. A pesar de ir caminando, sin un rumbo bien establecido pero con la intención de llegar a casa, el frío hace tiempo que me ha ganado su particular batalla contra mi. Normalmente no estaría para ponerme a reflexionar sobre mi vida en estos momentos, más centrado en mi propia supervivencia que en otra cosa y concentrado en entrar en calor con cada paso que doy. Desde hace una hora recorro las avenidas desiertas de gente pensando que por enésima vez, mis supuestos amigos íntimos, se han reído a mi costa y me han vuelto a humillar. Me invade un extraño calor por momentos, debe ser que la rabia e ira que por unos instantes he sentido, se ha convertido en energía y llama para pelear el frío. Me gustaría poder acertar en que momento de mi vida he sido el más tonto del lugar, en que soplo de incomprensión me he dado cuanta que estoy rodeado y a la vez solo desde hace tantos años. No podía ser de otra forma y me han vuelto a infravalorar en mi propio grupo de gente, más preocupados estos en sus propios logros personales, que en la preocupación por el individuo más cercano. Personas que no tienen los arrestos o atrevimientos de poder mirar más allá de su propio ombligo. Probablemente porque de hacerlo se darán cuenta de que son unos canallas y durante toda su vida se han comportado como unas viles personas. De mirar más allá de si mismos, podrán comprobar que son lo peor de esta sociedad: la falta de compañerismo, amor y sobre todo mínima preocupación por lo que te rodea. Tal vez sea que está escrito en mí ser diferente en ese aspecto, y por lo tanto, tiendo a preocuparme por la gente que importa, o con la que por lo menos has permanecido desde tu infancia. Personas como digo, sin valor para enfrentarse a la vida, más preocupados por su propia autosatisfacción que les da miedo el resto. Cobardes y miserables personas con negra alma. También puede que empezar a desembarazarme de personas a diestra y siniestra sea desde hace tiempo la mejor forma de pintar mi vida. Apartamos a las personas con las que no contamos y a pesar de tener que convivir con ellas te importa una mierda porque, han aparecido puntuales destellos de amistad en tu vida que han significado más que lo aportado por el resto en toda tu mísera existencia. En un preciso lugar, en una hora concreta se darán cuenta de que son unos auténticos trepas de la sociedad, movidos por el interés y por el favor, más que por el amor y la bondad. No quiero compasión, yo no la voy a tener. Desde hace dos días, he decidido dar carpetazo de verdad a esta etapa de mi vida. Voy a estar en este grupo de gente, simplemente por puro interés, apareceré cuando me venga en gana, desapareceré cuando no me apetezca que se sepa da mi, se contará conmigo en los momentos en los que yo quiera. Si, me he convertido en un cabrón con los que me importan verdaderamente una mierda pero, la vida me ha enseñado en que o matas o mueres y que el rollo de “vive y deja vivir” es una fantasía Disney. Me acerco ya a casa y las luces de la farmacia me despiertan de mi pequeño lapsus que he tenido, va siendo hora de llegar a casa, son prácticamente las 5 de la madrugada de un viernes de finales de Octubre. Estoy ya en casa. El calor de la cama me devuelve a mi calma y pienso en la gente que me aprecia y cuenta conmigo. No puedo evitar dormirme con la sensación de que no soy el único que se siente solo, todos ellos están solos y la diferencia es que ellos están SOLOS PARA SIEMPRE.

Confía en mi

Confiar, que palabra tan simple y que complicado darle sentido a lo que pide. "Confía en mi". Aun se me clavan esas tres palabras en la cabeza cada vez que pienso en los labios que las pronunciaron. No resulta facil confiar en una persona después de comprobar que la palabra se toma demasiado a la ligera hoy en día. Como olvidar esos labios que prometían el mundo y que con el tiempo me relegaron al olvido. Es horrible el miedo que puedes llegar a cogerle al mundo, no se puede contener toda la marea de sentimientos, y todo ello por el simple temor de no poder volver a confiar. No nos damos cuenta que confiar en alguien consiste en tener fe ciega en esa persona y si no existe ese vínculo místico nos matan, aparecen las caras tristes y el sentimiento de haber sido traicionado. Esas palabras que salieron de su boca aquella tarde se quedaron vacías varias semanas después cuando recibí un correo de un amigo en el que se podía leer: Tengo que decírtelo y se que no es el modo pero cuanto antes lo sepas mejor: Sara ha estado con otro.
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Tan frío como real era el correo. ¿Para que andarse con rodeos? Los disparos cuanto más rapidos y mortíferos mejor, por lo menos te evitan la agonía de desangrarte o de sentirte estúpido ante la cuestión. La escribí de inmediato y simplemente le puse: "Cafetería Astoria a las 5, se puntual. Tienes algo que contarme"
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Ella sabía o por lo menos presentía que su escapadita con aquel tio era ya una cosa que yo sabía. Puntual como el mejor reloj suizo apareció en la cafetería en la que habíamos quedado. Estaba preciosa, tan bonita que hacía daño mirarla pero no dejaba de ser desde hacía pocas horas mi más mortal e íntima enemiga.
- ¿Qué te pasa? - Dijo algo entre disgustada y preocupada. Parecía que mi aviso tan corto y conciso le había molestado.
. - Muchas cosas, entre otras que hay veces que es mejor no ver, no oir y no entender el mundo - Dije con tono indiferente. .
- A veces es mejor no entender el mundo - hablaba mientras cogía un pitillo - ¿Qué coño te pasa? .
- Pasa que has estado con otro y...- Su tono finalmente me había sacado de mi indiferencia y me había cabreado - que me has tratado como un gilipoyas. No te vas a reir de mi eso es algo que no voy a consentirtelo ni a ti ni a nadie, voy a pelearme con medio mundo si hace falta con tal de que me respeten. Hace unas horas me lamentaba y maldecía al puñetero cielo por haberme hecho esto. Ahora ya no me lamento, incluso daría las gracias por haberme abierto los ojos. Tan ciego estaba y no me daba cuenta de que estaba con una persona tan ruín, cobarde y despreciable que podría hacer algo semejante.
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- Lo siento...no quería hacerte daño - le tenblaba el pulso, tal vez nunca habría imaginado que tendría valor para decirle aquello. .
- ¡No me vengas con esas ahora! - Acababa de decir las palabras que más odiaba en el mundo "no quería hacerte daño" - Y resulta además que me lo veía venir, no es normal que quedes con un amigo más que con tu puñetero chico, y menos para ir al cine, para ir a cenar solos...y yo como un idiota dicíendome que solo eran amigos, dejándome convencer por tu promesas y tu "confía en mi" una y otra vez. Permitiendo que me manipularas con probablemente falsos abrazos forzados y hablandome de nosotros dos. . Me levanté para irme y justo cuando pasé por su lado me cogío de la mano y mirándome con cierta tristeza dijo:
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- Dentro de un tiempo seremos amigos...¿Verdad? - Casi parecía un ruego.
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- Claro...confía en mi - respondí guiñándole un ojo. .
Me alejé y dejé en aquella cafetería casi un año de mi vida sin imaginarme que nunca más volvería a estar con ella. Hasta el día de hoy sigo sin saber nada (ni ganas de hacerlo) de ella. No pude evitar que una lágrima me cayera mientras por una extraña casualidad sonaba una y otra vez en mi cabeza la canción "El equilibrio es imposible" que tan genialmente compusieron nuestros amigos del grupo "Los Piratas".
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Confía en mi nunca has soñado
poder gritar y te enfureces
es horrible el miedo incontenible
entonces ven dame un pedazo
no te conozco cuando dices
que felices que caras mas tristes
que caras mas tristes.
Ella sabe y presiente que algo ha cambiado,
¿Dónde estas? no te veo, es mejor.
Ya lo entiendo ahora, ya no me lamento,
no sigo detras, ¿Para qué?
Si cada vez que vienes me conveces,
me abrazas y me hablas de los dos
y yo siento que no voy
que el equilibrio es imposible
cuando vienes y me hablas de nosotros dos,
yo te dire que no yo te sigo
porque creo que en el fondo hay algo.
Ella no me imagina cazando en los bares,
viviendo deprisa, ¿Para qué....para qué...?
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No he vuelvo a coincidir con ella en más de dos minutos y en dos raros encuentros puntuales en dos sábados de madrugada. Confiar, que palabra facilmente utilizada y que nos repercute para toda la vida. Ahora ha llegado una etapa en la que me pregunto si debo de darle permiso a otra persona para que utilice esas tres maravillosas palabras: confía en mi.

Buscando un arcoiris

El arco iris raramentes aparece, y cuando lo hace y has perdido la oportunidad de poder tocarlo, maldices tu mala suerte. Tal vez hayas intentado por todos los medios tocarlo y egoista de el halla preferido ocultarse tras las nubes o simplemente desaparecer. En algún sitio sobre lo alto del arco iris alto hay un tierra donde los días son azules y los sueños que desafías a soñar realmente se realizan. Lejos, tras mucho tiempo, quizá llegue un día en el que lo pueda encontrar. Recuerdo una historia que me contó mi abuelo en aquellos tiempos en los que mi arco iris desapareció de repente. Cuentan que un soldado tuvo que marchar a la guerra y se tenía que despedir de la princesa. Me contaba mi abuelo desde una forma cómplice y que me hizo comprender que la perdida de alguien no es el fin de la batalla de la vida. Aun recuerdo aquella historia como si me la hubiera contado ayer. "El casco le asfixiaba, el escudo le pesaba y dejó caer la lanza. No le dice adiós, es un hasta luego. No le dice que la quiere, no hace falta. La mirada basta para poder decir todo lo que ha callado: "Hasta pronto, mi princesa, mi reina, mi sol". Se quitó el casco porque no le dejaba ver, el escudo le desequilibraba para poder arrojar la lanza y llegar a su objetivo. La mira por un instante, sabe que cuando se de la vuelta su reina la estará mirando. No habrá tiempo para mirar atrás, en este instante tiene que seguir adelante y partir a la batalla sin que su mirada cristalina y acuosa entristezcan a su princesa. Sabe que ella la estará esperando, es lo que más le llena de coraje en el camino. No hacen falta las palabras, ella lo sabe tambíen. La mirada desvela lo que sienten. Se comunican mediante el viento, mediante el aire. Allí donde esté, allí donde vaya a luchar sabe que su reina la estará esperando siempre fiel, cariñosa y en pie aguardándolo que aparezca una noche para estar por fin juntos. Lo último que gritará en la batalla será su nombre." No ha vuelto aparecer ningún arcoiris pero, no pienso perder la oportunidad de tocarlo tal y como me enseñó mi abuelo: Si hay vida, hay motivos para luchar por un mundo mejor.

Puñales traicioneros

En ocasiones nos sentimos solos en nuestras vidas. Tal vez sea porque las personas que nos rodean no nos hacen ser tan especiales como nos gustaría, o, simplemente porque las personas con las que se presuponen más íntimas se convierten en una auténtica estafa. A veces, sientes un nudo en el estómago cuando piensas en cada puñalada que te han dado por la espalda. No puedes evitar cerrar los ojos y notar que esas ausencias en tu vida van a marcar un antes y un después y, es que, esas personas van a dejar una marca que el transcurso del tiempo puede que no acabe borrando. Entonces decides alejarte de esas vidas tal y como vinieron a ti; sin hacer ruido y de forma lejana y fría. Y sin embargo, cuesta tanto olvidar esas personas a pesar de todo el daño que hayan podido provocarte. Hoy he vuelto a entender que las personas que apartas de tu vida no tienen valor personal. Nunca deberías de pensar en aquello que jamás volverá a ser igual. Una vez dado un nuevo rumbo con esta gente, no puedes permitirte ni un ápice de compasión por ninguno y menos derramar una sola lágrima. Las cosas que decidimos en un momento de la vida tienen su eco sobre el resto de ella. Hay que limitarse a marcharse a vivir dónde no habitan ni olvido ni dolor, allí dónde cada vez que intentas coger otro camino no hay miedo a caerse o tropezarse en el. No pensar jamás en que ocurrirá si se nos vuelve a ir la luz y te encuentras en mitad de la calle sin saber muy bien en quién confiar, porque, esta vez vas preparados con velas que nos enseñarán a encontrarnos. Esos pequeños destellos de luz son la poca gente decente que nos rodea, esa gente a la que de verdad podemos denominar: Amigos para siempre. El suelo de la vida no puede vestirse jamás con hojas de un adiós. El destino de la vida es ser feliz y hoy me he propuesto que cada día el sorteo me toque a mí. No voy a pedir a nadie permiso para vivir, no voy a permitir que nadie guíe mi vida, no voy a dejar que ninguna persona amargue mis deseos de ser feliz. Es sencillamente lo más feliz que se pueda simplemente por molestar a todos los que no lo desean. La vida es un continuo tejemaneje de putadas y traiciones hasta que te das cuenta de que con todas ellas te puedes hacer un llavero porque no te importan verdaderamente un carajo. ¿A quién le importará que vaya mal afeitado, vista como un yonki o me pase por la vida sin un duro? Es mi vida, y todo lo que me critiquen no importa. Por mucho que la oscuridad me marque el camino quedan unas poquitas velas que nos ayudan a seguir por el. Hoy es el momento. Ahora es el lugar. No me importa lo que se diga de mi, mi estilo de vida es lo que me hace diferente. Una vez recibido tantos disparos a quemarropa no te queda más que levantarte y agarrate bien fuerte de las manos que te han ayudado de verdad. Esas manos que han estado ahí sin que te dieras cuenta. Esas personas que han pasado de ser poco a ser un todo en tu vida. Esa gente que ya sois parte de mi cada vez más pequeño círculo de la vida. Parece que ya no queda espacio para las buenas personas, y, hay que ser un hideputa con todoquisqui para sobravivir. Yo no soy así. Prefiero alejar de mi vida cuanto me hace daño antes de convertirme en algo que no soy. Nos odian por eso, por ser diferentes y no entrar en su cruce de navajas. No vamos a cambiar porque nos hagan daño incluso los más cercanos. Hoy en día la palabra amigo pierde todo sentido con el 90% de las personas que te rodean, son simples conocidos, o simples interesados por algo. En el fondo les molesta que seamos diferentes e intentemos seguir siendo buenas personas y que intentemos lograr nuestros objetivos sin perjudicar al resto o a causa del resto como hacen ellos. Somos diferentes. Si tengo que elegir una vida, elijo la Vida Pirata. Somos diferentes y no nos van a cambiar. Por bandera una ilusión y sin puerto ni mar que defender. Dónde nos lleve la corriente y con la luna llena de esperanza.

Despedidas desde Saint Jean

Hace ya un tiempo de toda esta historia y aun noto esa mañana helada en mis manos cada vez que lo recuerdo. Era mediados de Septiembre de 2007 y tras una semana conviviendo con María, en la modernísima y espectacular Burdeos, tenía que regresar de nuevo a casa. Había llegado a Burdeos el lunes por la noche tras una inesperada llamada de María pidiéndome auxilio desde Burdeos:
- No soporto estar sola y casi 2 meses hasta que nos volvamos a ver, – su voz entrecortada denotaba cierta agonía - no consigo hacerme a este sitio, por favor ven la primera semana conmigo, no voy a poder soportar estar sola…
Bueno supongo que la contestación por mi parte esta más bien clara: cogí el primer tren rumbo París con escala en Burdeos. A pesar de que ella parecía muy triste, tengo que reconocer que su llamada me marcó una sonrisa, ya que, iba a volverla a ver antes de lo esperado. Llegué a la estación de Saint Jean pasadas las 9 de la noche y allí estaba ella esperándome. Tras 4 días intensos en los que compartimos mil y un historias, en los que fuimos uña y carne, en los que lo primero que veía al despertarme era ella junto a mi, llegó el día en que había que regresar al mundo real. Desperté ese fatídico viernes y me incorporé para mirarla. Estaba dormida y tras unos segundos mirando el techo pensativo, decidí asomarme a la ventana cerrada. Una nieblilla cubría toda la ciudad universitaria y predecía que iba a ser una de las tantas mañanas en las que helaría de ahí en adelante en Burdeos. Me senté sobre la cama y desperté con un beso a María, se empezaba a hacer tarde y debía de coger un tren. Llegamos sin problemas hasta Saint Jean con el tiempo justo para despedirme de ella con calma. Sin embargo, las estrellas no debían de estar por la labor ese día, ella decidió que lo nuestro no tenía futuro.
- Lo siento pero creo que la distancia hace imposible que sigamos juntos…yo te quiero mucho pero tendremos que aplazarlo hasta que termine el curso y vuelva de Burdeos…
El tren llegó en ese preciso momento interrumpiendo la megafonía las palabras que en ese momento eran como losas. Una mezcla de rabia y frustración me invadió. La miré por última vez antes de subir al tren y me di cuenta, al no poder enfocarla con claridad, que las lagrimas me cubrían los ojos. Tragué saliva y con un último aliento de fuerza me dirigí a ella vagamente:
- Sólo…
- ¿Solo qué? – dijo María viendo que se acababa el tiempo de aclarar las cosas.
- Sólo…- respiré profundamente para sacar valor -sólo me has utilizado. He sido el payaso de tu circo hasta conocido gente. Sólo me has utilizado para estar conmigo unas noches, matar el mono de estar con alguien y no sentirte sola. Las personas que juegan con el corazón del resto son lo más despreciable de este mundo. Tenía muchas ilusiones puestas en ti y he visto que era cierto eso que me habían anticipado: No eres más que una persona inmadura que andará dando tumbos de relación en relación simplemente por buscar a alguien que le convenza.
Antes de que dijera nada ya estaba sentado en el tren mirando por la ventana. Ella seguía ahí quieta mirándome fijamente con la cara entristecida. Supongo que había dado en el clavo y estaba pensando en lo que le había dicho. No pude evitar mirarla a los ojos y sentir algo de lástima por ella. Para cuando empezaba a compadecerme de ella, el tren empezó a alejarse del andén. La seguí con la mirada los últimos metros de la estación y me di cuenta de que esa pobre chiquilla no sabía lo que quería en su vida. Cerré los ojos para tratar de digerir todo aquellos y de alguna forma para evitar que más lágrimas se me escaparan.

Cuatro días después, me llegó una noticia probablemente esperada: ella estaba con un gabacho de Burdeos. Visto lo visto, me había quedado claro que no era chica de una sola relación y que iba a acabar con el primero que le abriera la cama. Me quedó el consuelo de pensar que, era una persona por la que no merecía la pena ni un solo segundo de tristeza. El tren de lo nuestro se escapó aquella helada mañana de Septiembre en la estación se Saint Jean y creo que en el fondo tengo que dar gracias a ese maravilloso tren.

Café en Viernes

Hoy es viernes así que he pasado como buenamente he podido mi personal resaca esperando a mi buen amigo Borja. Tocaba café debajo de mi casa, al sol de Octubre, justo en la terraza del bar que tenemos en la plaza. Las gafas de sol tratan de disimular las ojeras que desvelan una falta inmensa de sueño. Anoche fue una de esos momentos en la vida en que te planteas seriamente tratar de evitar ciertas cosas como has aprendido. Era noche de reencuentros y desencuentros en un sitio donde es imposible evitarlos. Alguien me dijo una vez que es mejor dar la espalda a todo aquel que trata de hacerte daño y no enfrentarte a el. Los enfrentamientos no traen nada bueno y hay que saber darse la vuelta y tragarte las palabras para evitar una mayor gresca. Empieza a oírse una canción en la lejanía. Me incorporo y me giro para tratar de situar esos versos en una cara y una voz. Me mira el camarero, ahora ya amigo íntimo desde que pasamos todos los viernes del curso ahí sentados, y me hace un guiño cómplice como diciéndome: Va por vos. Estos argentinos tienen guasa los jodidos, parece que me ha leído el pensamiento y sabe tal y como me encuentro ahora. Me centro en la letra de esa canción y localizo el autor. El maestro Sabina y su tema seis tequilas me tranquilizan.
.
-Me falta una mujer,
me sobran seis tequilas,
no ver para querer,
malditas sean las pilas
que me hacen trasnochar
echándonos de menos,
echándome de más,
almíbar y centeno.
Me falta un corazón
me sobran cinco estrellas
de hoteles de ocasión
donde dejar mis huellas,
con nada que ocultar,
con todo por delante,
Goliat era un patán,
David era un gigante.
Cómo decía antes, los encuentros a veces son inevitables por mucho que te conciencies en evitar y zigzaguear a una persona, finalmente te acabas topando con el sujeto en cuestión. Lo tenía cara a cara y me miró de arriba abajo con cierta indiferencia. Comenzó su particular bombardeo verbal mientras yo intentaba aguantar el tipo. Busqué en el horizonte una cara amiga que me aliviara y me diera especiales ánimos para evitar contestar aquel ataque frontal en toda regla. Tras varias rondas de navajazos a quemarropa en forma de reproches por fin empecé a ver que escampaba. Como me había enseñado la filosofía, llamémosla “Made in Z”, me di media vuelta y dejé al sujeto en cuestión con ganas de una respuesta. Si hubiera respondido lo más probable es que habría aprovechado este sujeto para lanzarme nuevos dardos y yo, no estoy por la labor de facilitar al personal esta tarea. Olé por ti chaval, eso es aguantar delante de un miura y no lo que hace el José Tomás. Sabina me devuelve a la realidad mientras remuevo con cierta indiferencia el café:
Aunque en parte soy juez
de un nunca, de un tal vez
de un no sé, de un después,
de un qué pronto...
En asuntos de amor
siempre pierde el mejor,
no me tomes tontita por tonto.
Me falta una verdad,
me sobran cien excusas,
qué borde es la ansiedad,
que pérfidas las musas
que nimban a cualquier
pelanas con su foco,
que cobran alquiler,
con tangas y a lo loco.
En esos inciertos momentos de la noche sentí el calor de gente que por desgracia no está más tiempo compartiendo mi vida. La distancia o simplemente los quehaceres de la vida nos impiden mantener una relación más estrecha. Una silueta aparece por la esquina de la plaza concierta prisa. Es mi querido amigo Borja que llega tarde probablemente porque se ha quedado dormido. Mientras llega hasta en la terraza del bar apuro el último sorbo de café y me sumerjo cerrando los ojos en los últimos versos de la canción que está tocando a su fin:
Deja, por compasión
que entone la canción
del chaval que escapa de la infancia
en la estación de Francia.
Parece que el equilibrio en la vida es imposible pero ciertas personas nos recuerdan que no es así. Esta última estrofa me hace acordarme de la despedida, bajo un cielo gris y lluvioso, en la estación de St. Jean. Tendré tiempo de hablar de esa despedida de Burdeos en Septiembre de 2007 pero, esa etapa aun tiene heridas sin cerrar y puede que sea pronto para hablar de ello ¿O tal vez no?

¡¡ Quiero gritar !!

Hay veces que la rabia te corroe por dentro cuando ves a la persona por la que habías hecho tanto traicionarte de la forma más cruel. Son esos momentos en los que te entran las ganas de gritar contra el cielo y explotar. Y sin embargo, momentos después no puedo evitar sacar una sonrisa sarcástica cuando me ha mirado de lejos y he pensado: "Que te jodan, me he librado de tus garras". Por eso ahora tengo unas ganas inmensas de levantar mi puño como un boxeador en señal de victoria y decir que hay que estar con la persona equivocada para darte cuenta de lo que realmente vales y lo que valen en comparación. A veces la insensatez nos hace estar con personas que no merecen la pena y tenemos que tropezar con ellas para ver realmente si somos capaces de levantarnos después de otro tropezón. Alguien dijo una vez: "Caerse está permitido, levantarse es obligatorio". Que razón tenía este tio.
Es que hay gente que su vida se cree que está guíada por una luz divina que los hace especiales y su propia ignorancia y estupidez ciega su prespectiva de la vida. Son como pastores que están acostumbrados a llevar por donde quieren al rebaño y en el momento que una oveja les muerde se asustan. Yo soy esa oveja, me he dado la vuelta y he decidido que no iba a seguir por la senda que esa persona me marcaba. La respuesta de mi particular pastor ha sido desacreditarme delante del resto del rebaño. Niñas pijas de hoy que se piensan que pueden controlar siempre a las personas. Conmigo la lleva clara, tengo conmigo la fuerza del desengaño, la mala ostia y sobre todo un millón de humillaciones sufridas por pastores de otras épocas.
Puede que mis errores a veces durante un tiempo me persigan per,o pasado ese pequeño margen de error vuelvo a estar seguro de que el camino es el que había que tomar y que es inevitable dar la espalda a una parte del mundo. Por esto no voy a dejar que me castigue una parte del peso de esta sociedad tan rara y tan antisocial a su modo. Hay momentos en que si que es verdad que gritas contra todo y nadie escucha. Aunque a veces lo sientas, no estás ni mudo ni solo en esta lucha contra su bandera y todo lo que representa. Lo peor de todo para ellos es que, no me callarán porque cada día tengo más fuerza y hay que seguir viviendo.
Tenemos cada noche para seguir riendo, bebernos la luna y que no se nos caiga en los momentos malos el cielo.

Aprovechaos y gilipoyas

Hoy es un día de esos que te das cuenta de que la gente solo se mueve por el interés. Cuando se acuerdan sólo de ti por razones de interés propio y por su necesidad o supervivencia. En ese momento te das cuenta de que en general el mundo se mueve por estos impulos. Te das cuenta que para esas personas vales francamente una mierda y que solo les importas mientras tengas lo que necesitan en ese momento. En el instante en que consigan su ansiado premio serás de nuevo un cero a la izquierda en su agenda de teléfonos. Hoy es un dia de esos en los que te dices: No merece la pena ni perder el tiempo con esta gente. Que les den. Puerta y a seguir el camino dándo la espalda a estos personajes. Aunque ello conlleve a eternas miradas de odio y rencor, es mejor tener un millón de enemigos a ser esclavo de un millon de hipócritas. De ti no se rie nadie. Parece el lema de una banda chunga del Brooklyn pero, es lo cierto. Un sólo paso atrás para coger impulso y decirles que contigo no cuenten para ser su salvavidas de última instancia.
Hoy es ese día en el que me he enfrentado a un trepa de estos, hoy es ese día en que recuerdo las noches sin dormir por cada puñalada trapera que me dio esta gentuza. Un día que me han entrado unas ganas inmensas de volver a salir con una sonrisa por delante y vivir la vida como si cada día fuera el último. Esa clase de momento en que te dices que hay que empezar un viaje sin pararte a pensar y sin final. Pensar que no hay nada que perder, que la vida no tiene final, robarle cada instante a la muerte, aprovechar cada oportunidad como si fuera la última, robar el futuro que no existe y poner el mundo del revés.