domingo, 2 de noviembre de 2008

Caminos de Odio

Hoy me he sentado en un banco y me he quedado quieto viendo como pasan las horas sin saber si seguir peleando por la vida o volver atrás como un cobarde. A veces no se si vengo o voy en mi particular camino, ni se si siento lo que digo o si escucho lo que me dicen. Mi camino se ha perdido en un mar de dudas entre senderos que escogí y los que no debí escoger. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? A veces me lo pregunto. Me pregunto como puede ser que yo haya estado rodeado de gente que con la mirada tan limpia y pura te engañaba como el peor de los Judas Iscariote. A veces desearía no tener que elegir y que lo hicieran por mi porque, ya no se cuanta gente habrá quedado atrás en el camino ni cuanta gente tendré que dejar atrás. Se que los que han quedado atrás la mayoría se merecían no seguir en mi ruta hacia la felicidad, pero tal vez alguno de los que se haya quedado merecía una segunda oportunidad. Puede que a su modo pensar mucho, en si el pasado ha sido acertado o no, sirva exactamente una mierda.
Sientes que la vida en realidad es un cúmulo de decisiones, gente que distancias y gente que tienes cerca aunque también hay casos en los que la distancia supone el miedo a perder a alguien y paradójicamente, ese distanciamiento hace que acabes perdiendo a esa persona. El viento de la vida que se lleva momentos de noches con luna, amores en playas soleadas y sentimientos que ni son tan verdaderos como pretendíamos, ni son tan puros como pensábamos. Como poder olvidar los pasos tomados, lo hermoso que era poder sentir que todo era más bonito cuando eramos tan pequeños y no nos dábamos cuenta de que las oportunidades pasan para nunca más volver. Aquellos días tranquilos y sin preocupaciones por el futuro, aquellas manos entrelazadas con mil sueños por delante, esos ojos que miraban mi cara y provocaban un latir del corazón a un millon de veces por minuto, esos pasos por un mismo sendero y con una misma meta. Esos amaneceres con la brisa acariciándome la cara, el sol comenzándose a asomar por la ventana y nada más que el sonido de la respiración de la compañia a tu lado. Recuerdo que yo no era mal tipo, un chaval normal, pero una vez que te han causado tanto daño te das cuenta de que en tu sangre esta gravada a fuego la palabra ODIO.
Te das cuenta de que la vida es totalmente injusta , rodeado de hienas sanguinarias y carroñeras que lo único que quieren es destrozarte por dentro tan solo por su propia causa. Entonces te das cuenta de que si no es por las decisiones, a veces tan estúpidamente precipitadas que se toman a la hora de tomar tu camino, no podrías vivir en paz con tu alma porque tus propios enemigos lograrían alcanzarte. Hasta que no sangramos no nos damos cuenta que la vida es dolor y llanto, amor y odio, comedia y drama, a partes iguales. Nunca encontrarás en ese oscuro rincón algo que te pueda hacer recordar los buenos momenots, allí dónde te has sentido vejado y humillada tu propia dignidad. Mírarles a la cara y que no te puedan ver temblar, hay que hacerles ver que no les tienes miedo y ya en la calle volver a encontrar las razones por las que pelear.

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