lunes, 3 de noviembre de 2008

El mago

Tenía yo por aquel entonces mis 14 años recién cumplidos y, a pesar de mi corta edad, ya era mozo bastante avispado y curioso. Me metía en problemas con bastante facilidad, la mayoría de los casos para comer por necesidad, y manejaba mi pequeña daga con una destreza envidiable, cosa que me solucionó la papeleta en más de una ocasión. Había salido del pueblo como paje de un señorcito de Madrid y vivía bajo su tutela. No vivía precisamente rodeado de riqueza y debido a esto me las ingeniaba para poder sacar un poco de dinero haciendo pequeñas pillerías en el mercado. Como iba diciendo, meterme en líos era algo casi inevitable, robaba lo justo para subsistir y dormía bajo el techo de mi amo pero, una noche todo cambió de repente. . Iba yo caminando por la Calle de la Herrería cuando comenzó a anochecer antes de lo previsto. Era como si una gran manta de oscuridad estuviera envolviendo toda la ciudad. El frío de repente se convirtió en algo inaguantable y se puso a nevar con gran violencia. Los copos de nieve caían con tanta fuerza que eran auténticos guijarros que dolían como alfileres. No me quedó más remedio que apoyarme contra la pared y caminar lo más pegado que pude. Así fui avanzando metros arrastrándome contra la pared hasta que, de repente la pared cedió y me vi irrumpiendo escaleras abajo en una extraña casa. Todo estaba oscuro y solo se veía la luz que desprendía un fogón. Conseguí enfocar un butacón con una sombra sentada en el. . - Chico, – dijo aquella voz tenue – pasa y siéntate al fuego, parece que nieva fuerte. . A penas conseguí levantarme y recomponerme del golpe, me acerqué a la lumbre para entrar en calor. Aquella sombra se levantó con gran lentitud y se apoyó en una vieja muleta. Me miró de arriba abajo y me observo durante unos segundos. Tengo que reconocer que toda mi valentía y gallardía se habían quedado en la calle y, en esos momentos temblaba por algo más que el frío. Me puso la mano en la cabeza y me miró a los ojos. . - Veo mucho futuro en ti – me dijo – eres un chico valiente y luchador pero, sobre todo veo en ti la fuerza de la vida. Las ganas de seguir adelante a pesar de todos los impedimentos que tienes. No te preocupes porque vas a ser tan grande como sueñes que puedes ser. . - ¿Sois acaso un mago señor? – dije con temor . - Oh! Ja,ja,ja. ¡Mi joven amigo, unos dicen que soy un hechicero, otros que un fabuloso mago y otros que soy un viejo loco! ¡No mi joven amigo, ninguno acierta! – dijo estallando de risa – Solo soy un viejo que ha vivido mucho y ha visto mucho. Te daré un consejo: Si quieres llegar a ser un caballero y hacer todo lo que te propongas vive como si la vida fuese un sueño, lucha por defender a los tuyos y se un caballero cada vez que se te presente la ocasión. Siente que el mudo cada día se ha hecho de nuevo para ti. Haz que el viento mueva las alas de tu vida solo para ti y que se pare el mundo cada vez que te pares a observarlo. Grita tan fuerte que rompas las cadenas que atan tu vida y no te permitan ser feliz. Muévete porque no eres un árbol y no tienes porque soportar los golpes pero, jamás devuelvas y si esto va a causar mayor daño. Si consigues devolver con una sonrisa una traición y ofrecerle la mano al que con la suya te señale te habrás ganado las puertas del cielo. Ahora vete y no pierdas ni un instante de tu vida. . Cogí mi atillo y mi daga, me dirigí a la puerta y me dispuse a abrirla. Conseguí mover aquel bloque tan pesado de madera y justo cuando me disponía a salir me dijo:
. - Chico – no levantó la vista del libro que leía – No tengas prisa por llegar a ninguna meta concreta, lo importante del camino es caerse y levantarse, insistir y aprender. No lo olvides. . Si algo aprendí es a no juzgar por las apariencias: Aunque caminaba con dificultad y apoyado en un bastón tenía un corazón tan fuerte que hubiera levantado la más pesada piedra. Aunque su voz denotaba el paso de muchos años, el tenía una vitalidad inimaginable y aquella risa revelaba que hasta la persona más solitaria del mundo puede ser alegre. Días más tarde pasé por el mismo lugar y él no estaba pero, esto es otro capítulo en mi vida.

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