domingo, 30 de noviembre de 2008

Amanece en Breda

A la atención de Julia De la Marca, Calle del Alcazar Real, Madrid. Posta Militar de Flandes. Querida Julia,
Cómo deciros que sois el último pensamiento que tengo cada noche al acostarme bajo el cielo de Breda. Cómo explicaros que cada vez que entramos en batalla grito vuestro nombre. Con que palabras deciros lo que sentí hace una semana cuando quedé sólo y aislado de mi Tercio, en mitad de la lucha y teniendo que sobrevivir a base de estocadas y puñaladas con todo lo que me rodeaba. No quedan palabras para describir tal desolación, tal sentimiento de soledad y desamparo que viví en esas horas, que se hicieron como años, esa sensación de que no volvería a encontrar a camaradas que lucharan junto a mí. Sabéis de sobra que a mi no me hace gracia tener que agarrarme a nadie para no caer, y me conocéis de sobra para entender que en estos momentos de sudor, sangre, lágrimas, heridas, estocadas y puñaladas, el calor y el aliento de un amigo fiel es casi tan reconfortante como el más apasionado de un beso vuestro. Nadie dijo que ser soldado de nuestro Rey fuera a ser cosa divertida. De sobra podíamos esperar que habiendo por medio asuntos de compañeros que se van, amigos que mueren y camaradas que traicionan, era cosa sufrida esto de venir al frente. ¿Pero que queréis que haga? Es cierto que hace tiempo perdí el rumbo y la paciencia de mi vida, ahora no hay esperanza de ganar batallas y terminar con esta guerra. Sólo me queda intentar sobrevivir y que no me hagan más daño del que, por desgracia, ya he sufrido.
Para cuando nos veamos la próxima vez, podréis comprobar que tengo unas cuantas cicatrices repartidas por todo el cuerpo que encontraréis nuevas y desconocidas. Gajes del oficio como supondréis. Se qué soy complicado de soportar (y más aun de comprender), se que es difícil ser feliz junto a mi, y también, comprendo que ser como soy no os ayude a conseguir la armonía en vuestra vida. Mi infancia no fue fácil, cómo sabéis, no tener amigos y dedicarme más a mis propios asuntos que a los comunes hízome madurar demasiado deprisa. Mientas mis compañeros de colegio se dedicaban a las pillerías, yo me dedicaba a aprender a leer y escribir con mi padre en la Taberna Cuco junto a Villaverde Alto, cerca de dónde vos y yo coincidimos por primera vez. Se que ser un mozo tan extraño, más entusiasmado en aprender las letras del Quijote para algún día poder escribir algo bonito, me hizo tener muchos enemigos en la escuela y las envidas afloraban en cada esquina. No quise que fuese de este modo, pero ya sabéis que este país se mueve más por el qué dirán, que por la razón y la cordura. Vale más una opinión ajena, un murmullo, un bulo, que la palabra de un hombre honrado. Las palabras son más duras a veces, que el mismísimo acero de la espada. Puesto que la espada atraviesa el cuerpo, pero las palabras tiran la reputación lograda con mucho esfuerzo y derrumban el alma. A veces el suelo que pisamos se nos derrumba, los caminos de nuestras vidas se pierden, y entran ganas de bajar de nuestro barco antes de que zarpe sin mediar palabras con nadie.
No quisiera entreteneros más. Sabéis que soy de pocas palabras y más de hechos. A veces es difícil sonreír, e incluso, las sonrisas salen forzadas. Pero a veces hay que conformarse con una leve mueca para poder seguir adelante. Os juro que sigo siendo quién era, pero a veces las ganas se van y cuesta seguir siendo aquel mozo que os despidió con un beso en Madrid.
Comienza a amanecer en Breda y con los primeros rayos del alba rezo por vos, porque más que por mi propia vida, temo sobre todo por vos en cada instante y momento que paso tan alejado de vuestros brazos. Ojalá os hubiera encontrado antes y pudieseis ser eterna a mi lado. Que Dios os guarde y nos guarde a todos.
Vuestro con mi mayor recuerdo,
Raúl de Miguel y García. Fechado bajo las murallas de Breda, en el sexto día de Enero del año de Nuestro Señor de mil seiscientos veinticinco.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Rojo

Cuentan que cuando está cerca el final ves pasar tu vida por delante. Dicen que en esos momentos se pasan todos tus buenos recuerdos, tus buenos momentos por tu mente. Mentira. Una vez que el frío acero ha traspasado tu corazón sólo tienes en la mente la cara de tu enemigo. La toledana traspasa tu cuerpo y caes fulminado. Te resignas a mirar los ojos de tu asesino, su odio, su sed de muerte, sus ojos fijos en ti. Intercambias la mirada con el y puedes sentir como ha reparado en tus ojos, tristes, inertes, apagándose como una farola en mitad de un barrio de Londres que luchar por permanecer alumbrando rodeada de niebla y soledad. Herido y moribundo, preguntan tus ojos: ¿Por qué? Saca su espada clavada en ti apoyando su pierna sobre tu pecho. Caes de rodillas aun sin perder la conciencia. Miras su espada reluciente de plata y rojo, palpas tu armadura y miras tus manos: se bañan de rojo. Sabes que la puñalada es letal, pero aun así evitas pensar en ese color. Piensas que por un instante tienes la posibilidad de sacar tu daga vizcaína y degollarlo de oreja a oreja. Calculas la posibilidad de sobrevivir que tienes, pocas o ninguna calculas. Aun así, es preferible morir matando que arrodillado esperando la puntilla final. Miras al suelo el pequeño charco de vida que se ha formado, rojo sangre, rojo muerte. rojo fin. Sacas la daga y te abalanzas sobre él con un último grito de furia. Rasas su jubón y lo mandas al mismo infierno. Mata o muere. Cae fulminado el traidor y arrastrándote te acercas hasta el y clavas una y otra la daga. Su cara rebela la sorpresa de lo ocurrido, sus ojos se apagan y se quedan quietos, un grito ahogado hace que el último ápice de vida se escape del soldado. A pesar de la muerte de tu rival, sigues estando arrodillado en el campo de batalla, sangrando a borbotones y esperando el fin. Sin nadie a quién esperar, nadie que te socorra, nadie que te auxilie. Sólo ante la nada, sólo ante el mundo, sólo ante el silencio que recorre tu vida. Sin nadie a quién amar, nada que perder, nada por quién luchar, nadie por quién pelear, seguir o llorar. Lleno de heridas, rodeado de putrefactos cadáveres de compañeros que, son pasto de buitres y carroñeros (tal vez no esperaran ser devorados por animales de su misma calaña), sin fuerzas para mantenerte en pie. Te desplomas al fin porque no quedan fuerzas para más. ¿Quién decide quién muere? ¿Quién es el que manda un compañero a la traición? ¿Cómo puede tener la gente el valor para traicionar y no dar luego la cara? ¿No hay valor para retarse a duelo? ¿Se mueve el mundo por falsos sentimientos? ¿Hay buenas almas por las que luchar aun? ¿Las buenas personas están condenadas a ser pasto de los aprovechados? ¿Un corazón grande tiene que estar odiosamente atacado por envidias y calumnias? ¿Por qué yo? ¿Por qué? No queda sino batirnos y luchar solos.
Sólo para siempre.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Sangre de Fin

No puedo evitar soñar cada noche con aquel último intercambio de golpes en las llanuras de Rocroi, al norte de Francia. Fue aquel día en el que por una extraña razón Dios nos abandonó y me di cuenta de que estar rodeado de mis compañeros soldados no era sino otra forma de soledad. Aquel día, mis queridos amigos de la infancia murieron para mi, aunque en realidad ya lo habían hecho desde hacía años. Rodeado de unos extraños compañeros que me habían abandonado y echo sentir solo en los últimos años de mi vida. Imaginense el panorama, por un lado falsos compañeros que conspiran tras de ti, no te hacen sentir valorado y no se preocupan lo mas mínimo por tu vida, y por otro lado, el enemigo sediento de sangre y venganza que nos teme y nos odia al mismo tiempo.

Eran como decía tiempos duros. Tiempos en los que este país estaba más empeñado en mantener su hegemonía y orgullo en medio mundo que, en dar de comer a sus ciudadanos. Pero que decir de un país de soldados leales hasta el fin del 19 de Mayo de 1643 en Rocroi. Fieros, duros, imparables en la batalla, mantuvimos a raya de tizona media Europa mientas nos matabamos con la otra media. Traicinado por amigos, odiado por enemigos y sin querer rendir un palmo hasta la muerte. Pero volvamos a aquel día del 19 de Mayo, como contaba, aquel día me quedé solo de amigos de infancia. Aquellos con los que solía estar desde pequeño en las calles de Madrid haciendo pillerías. Aquellas personas con las que se suponía que tenía una amistad y para mi pesar, no mantenía nada más que un local en comun con ellos. Aquel Jueves decidí que no volvería a tratar de amigos a esos traidores.

Aquella mañana 12000 soldados gabachos nos vinieron encima a los 5000 soldados de los tercios de nuestro señor el Rey Felipe IV. Aquel día, en aquel infierno perdí un grupo de amigos, perdimos algo más que una ciudad. Rocroi se llevo parte de mi vitalidad, parte de mi vida. Siempre es duro asumir que ya no tienes un grupo de amigos y que solo te ata estar en un local con ellos. Y a pesar de todo, sigo siendo tan luchador como siempre y quizás más alegre, soñador y valiente que nunca. Soldados, podíamos soportar disparos, estocadas y cargas enemigas, y no soportabamos que se nos menospreciara y se nos tachara de cobardes. Dios sabe que esto es un punto y final con esta gente. A partir de aquel día, la única relación que tuve con ellos fue de negocio de alquiler del local, pagar y nada más.
Como os dije hace tiempo, más vale estar solo que rodeado de falsos y cobardes. Los valientes por desgracia estamos en el punto de mira para muchos enemigos y muchas balas quieren matarnos una y otra vez, muchas dagas quieren meternos por la espalda, y sobre todo, envenenar con palabras toda opinión ajena sobre nosotros. La historia es nuestra, la hacemos los pueblos. Mi historia la escribo yo, el guión es mio y añado o quito a los personajes que no me sirven en la película.

martes, 18 de noviembre de 2008

Eligen

Elige la alarma del despertador, elige unas sabanas, edredón a juego, elige una cama para levantarte dolorido cada mañana. Elige un pijama para quitarte cuando madrugas y elige una camiseta, un vaquero y cinturón de cuero. Elige unas zapatillas que vayan a juego y elige atártelas o no antes de tropezarte. Elige el modelo de bronca mañanera con tu madre, elige como salir corriendo porque llegas tarde y elige bien el autobús que siempre se te escapa. Elige una parada en la que bajarte, elige la carrera, elige la universidad, elige la facultad, elige unos libros, apuntes y cuadernos dónde hacer tus dibujos pajareros. Elige tu clase, elige tu mesa, elige tus compañeros con los que hacer el idiota, elige el listillo con el que meterte, elige atender o no, elige tomar notas al lado de tus dibujos inútiles y elige si quieres, una chica de la que enamorarte. Elige no decirla nada, elige seguir siendo uno más entre la multitud, elige levantarte y pasar cerca y sentirte lejos, elige cada día volver por el mismo camino a casa. Elige volver solo, elige coger el mismo autobús siempre, elige la música que escuchar, elige mirar por la ventanilla y elige aislarte del mundo.
Elige un deporte, elige un equipo y elige un jugador que nunca marca. Elige una televisión grande, elige un canal y elige escuchar cada día a unos tíos con corbata diciendo que el mundo va a ser mejor. Elige un representante para votar, elige como quieres que te manipulen, elige como dejarte engañar y elige como ser engañado otros cuatro años. Elige dejar que te emboten la mente, elige no leer, no escribir y no razonar. Elige destrozar tu espíritu con traiciones y desamores, elige tener la carga de niñatos egoístas que has decidido apartar de tu vida, elige que amigos tuyos te venderán a las primeras de cambio, que te dejen a la altura del betún y que tire por la borda toda tu reputación. Elige agobiarte, marearte, intoxicarte de un millón de maneras diferentes y elige preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana.
Elige un futuro para ti, elige una vida. Pero, ¿Por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir. ¿Las razones? ¿Por qué elegir? ¿Por qué seguir al rebaño? Manipulados, ordenados, mandados, establecidos desde que nacemos. ¿Por qué seguir la corriente?
.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Cobardes

Definición de Cobarde: Persona sin valor ni espíritu. Esto es lo que pone la RAE. ¿Qué es realmente una persona cobarde? Para mi, las personas cobardes a las que tengo que enfrentarme a dario son aquellas que estan sentandas a apenas unos metros de mi. Estan sentadas en mi propia clase, se comportan como si no existiera y lo peor de todo, hablan mal de mi y de mis camaradas. No tienen el valor para decir lo que piensan a la cara y prefieren difuminarlo mediante publicaciones ruines. Tal vez tienen miedo de que su escasa inteligencia no les permita contestar a una posible represalia. Gente con doble moral, por una parte sonrisitas de buen compañerismo y por otra la daga en alto para atravesarte la espalda en cuanto les es posible. Personajillos con la lengua tan envenenada de comentarios, chismorreos y críticas de los demás, infectan todo lo que les rodea simplemente con el roce de sus vapores tóxicos. Apestan y creen que desprenden un aura de virtuosidad y belleza. Son mugre de la sociedad, lacra de los pilares de la civilización, son ratas que roen todo cuanto es diferente a su manera de pensar y gustos. Se creen intocables y no son nadie, van de divas y en todo caso se visten como prostitutas vietnamitas, con todos mis respetos para las asiáticas que merecen un altar en comparación con gente de esta estirpe. Al menos las vietnamitas pudieron elegir. Despreciables hasta el fin de los días. Ni siquiera sienten respeto por ellas mismas. Venderías a vuestras madres por 10 piezas de plata. No sois nadie y os creéis todo. No llegáis a la suela de los zapatos del 99% de las personas a las que criticáis. Seguid hablando de mi, del pringadete de barrio que perdía el tiempo sentado en la plaza con su bloc de notas y su boligrafo. No os daís cuenta de que vuestra amistad es inflamable, os venderías las unas a las otras por cuatro perras y en cambio, nuestra unión es infranqueable, no vais a poder derribar nuestros muros con vuestra falsedad y puñales envenenados. No tienen alma, ni sentimientos por el prójimo, ni pudor, ni inteligencia, ni coherencia en el escribir, ni cohesión en el hablar y, sobre todo, no son capaces de imaginar que se les va a echar en cara su falso mundo. No saben que decir, no saben como reaccionar, estalla su burbuja de cristal y se encuentran desnudas ante la ira de aquel pobre muchacho que golpea sin piedad con cada palabra de rebeldía. Somos nietos de perdedores de guerras civiles, somos descendientes de exiliados a alemania y somos los hijos de la represión franquista. Mi abuelo me dijo una vez que nunca debía volver a repetirse la tiranía y cobardía de la guerra, por eso había luchado. Me hizo prometerle que nunca, nunca jamás permitiría que nadie bajo ningún concepto abusara de mi de cualquier forma. Nunca van a poder derribarnos porque nuestros muros no están en la tierra, están en nuestras almas.
.
.
Vida o muerte, venceremos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Preguntas

El mundo está hecho de cosas grandes y de cosas pequeñas, pero lo más injusto es que las llamemos grandes y pequeñas, porqué cuando te pasa algo, cuando pierdes algo o alguien que de verdad te importa, solo te fijas en eso, aunque explote el mundo a tu alrededor, no te importa, no te importa nada. Tengo una teoría de por qué la gente hace cosas tan horribles, es por lo mismo por lo que los niños se empujan en el colegio. Si tú eres el que empuja, nadie te va a empujar a ti. Si tú eres el monstruo, nada estará esperando entre las sombras para atacarte. Es así de sencillo, la gente hace cosas tan despreciables porque tiene miedo. En el fondo, todos estamos al borde del abismo, a todas horas, todos los días, un abismo por el que todos caeremos; la elección no es caer o no caer. La elección es si queremos caer pataleando y gritando o si queremos hacerlo con los ojos y el corazón abiertos. ¿Qué nos hace parecer humanos? ¿El poder pensar? ¿El poder sentir pena y dolor? Tal vez se una de las cosas que nos hace más humanos. ¿El poder reír? Espero que sea otra de las cosas que nos haga parecer más entrañables. Podemos sufrir y reír, conocemos un pasado y un presente y de cierto modo también un futuro. Tal vez lo que nos hace humanos es que sabemos lo suficiente para creer que sabemos a donde vamos y en realidad es una incógnita. No se lo que sucederá después. No se dónde voy a estar el día de mañana, no se lo que voy a aprender, ni quién me acompañará en mi camino pero, lo que se es esto: La vida, toda la vida, se trata de hacer preguntas y no de saber las respuestas.El querer ver lo que hay del otro lado de la colina es lo que nos mantiene con vida. Tenemos que seguir haciéndonos preguntas, queriendo entenderlas. Aún cuando sepamos que nunca encontraremos las respuestas, tenemos que seguir haciéndonos las preguntas. A todos nos gusta pensar que tenemos cierto control sobre nuestras vidas y muchas veces nos engañamos a nosotros mismos pensando que estamos al mando. Entonces pasa algo que nos recuerda que el mundo funciona con sus propias reglas, y no con las que nosotros establecemos. Que sólo estamos de paso.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Miedo

El sargento nos miro a la cara a cada uno de los supervivientes de aquella primera toma de contacto con las balas enemigas y se detuvo en frente a mi. Aquella mirada penetrante parecía leerte la mente y saber que estabas muerto de miedo, aquellos ojos se me incrustaban mientras digería mi primera batalla contra las tropas nacionales de la madrugada del 4 de Agosto de 1936. Me miró de arriba abajo y dijo:
. - ¡USTED! – Gritó salpicándome de saliva - ¿Por qué se quedo quieto en ocultado en una zanja mientras sus compañeros tomaban el puesto enemigo? - No se por qué lo hice mi sargento…-dije ruborizado y titubeante - ¡NO ME DIGA ESO! – Volvió a gritarme – ¡No me diga que no lo sabe! Saque orgullo y diga a sus compañeros por qué los abandonó en la pelea. - Mi sargento…- comencé – tenía miedo… - ¡NO LE OIGO SÁNCHEZ! – me apremió - ¡SENTÍ MIEDO, MI SARGENTO! – respondí - ¡No, no es una excusa! – Dijo el sargento desgañitándose por completo - ¡Me importa una mierda que usted esté asustado! Estábamos todos asustados, todos lo seguimos estando. La única razón por la que usted se escondió en aquella maldita zanja, mientras dejaba que le cayera toda la artillería nazi a sus camaradas, es porque tiene esperanza. ¡Pero tiene que darse cuenta de una vez de que está muerto! ¡Todos estamos muertos! Se volvió para mirar al resto del grupo y empezó a pasear entre nosotros. - ¡No lo olviden! – empezó de nuevo y me miró – Todos estamos muertos. La única razón por la que el Cabo Sánchez se quedó en aquella zanja, es porque pensaba que hay esperanza. Pero Cabo, la única esperanza es que acepte que ya está muerto. Cuanto antes lo acepte, mejor rendirá como soldado, como se supone que debe de actuar un soldado: Sin miedo, sin piedad, sin compasión y sin remordimiento. Todas las guerras dependen de ello… Una bomba cercana interrumpió las palabras del Sargento Bermejo. Con un solo gesto de su mano, nos movilizó a los 22 supervivientes de la 5º compañía de la columna Durruti hacía una pequeña gruta, y allí fue dónde pudimos descansar por unas horas y quitarnos la mochila y casco que pesaban mil rayos. Me acurruqué junto a mi compañero Santiago que estaba en la entrada de la gruta haciendo guardia, me tendió su cantimplora y di buena cuenta del agua que tenía, me sequé con la manga de la chaqueta y permanecí mirando el horizonte en silencio. - ¿Y dice el Sargento que tú tienes miedo? – Me miró Santiago sonriendo – Yo estoy si estoy muerto de miedo. Tengo tanto miedo que no soy capaz de acordarme ni de donde tengo las piernas más que para salvar mi culo de las bombas de los fascistas – Volvió a mirarme de reojo mientras sacaba un pitillo - ¿En que piensas Raúl? Tarde unos segundos en contestar. Me incorporé para poder hablar mejor. - Sabes, en mi pueblo antes cuando hablaba sobre mi trabajo la gente contestaba: “Pues si, le va”. Pero aquí, ahora para todos vosotros es un misterio. Nadie diría que yo era profesor de escuela, que daba clases a niños de 10 años y mi objetivo era inculcar a estas personas las razones por las que vivir y el valor de la vida. Así que si ahora os digo que me dedicaba a esto, es que debo de haber cambiado mucho. Me pregunto si habré cambiado tanto, si mi chica me reconocerá cuando sea que vuelva a su lado y si seré capaz de hablarle de días tan sangrientos como el de hoy porque, solo se que cada vez que mato, me siento más lejos de casa. Me paso el día muerto de miedo.
. Santiago no dijo nada. Suspiró reflexivo y asintió en silencio. Dio una calada a su pitillo larga y pausada. Tiró el humo con lentitud y riendo levemente me miró de nuevo a los ojos. - Tú no tienes miedo… – negando con la cabeza – una persona que tiene miedo no se acuerda de sus seres queridos. Una persona que tiene miedo se limita a sobrevivir. Puedes tener muchas cosas…pero Raúl tu no tienes miedo.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El mago

Tenía yo por aquel entonces mis 14 años recién cumplidos y, a pesar de mi corta edad, ya era mozo bastante avispado y curioso. Me metía en problemas con bastante facilidad, la mayoría de los casos para comer por necesidad, y manejaba mi pequeña daga con una destreza envidiable, cosa que me solucionó la papeleta en más de una ocasión. Había salido del pueblo como paje de un señorcito de Madrid y vivía bajo su tutela. No vivía precisamente rodeado de riqueza y debido a esto me las ingeniaba para poder sacar un poco de dinero haciendo pequeñas pillerías en el mercado. Como iba diciendo, meterme en líos era algo casi inevitable, robaba lo justo para subsistir y dormía bajo el techo de mi amo pero, una noche todo cambió de repente. . Iba yo caminando por la Calle de la Herrería cuando comenzó a anochecer antes de lo previsto. Era como si una gran manta de oscuridad estuviera envolviendo toda la ciudad. El frío de repente se convirtió en algo inaguantable y se puso a nevar con gran violencia. Los copos de nieve caían con tanta fuerza que eran auténticos guijarros que dolían como alfileres. No me quedó más remedio que apoyarme contra la pared y caminar lo más pegado que pude. Así fui avanzando metros arrastrándome contra la pared hasta que, de repente la pared cedió y me vi irrumpiendo escaleras abajo en una extraña casa. Todo estaba oscuro y solo se veía la luz que desprendía un fogón. Conseguí enfocar un butacón con una sombra sentada en el. . - Chico, – dijo aquella voz tenue – pasa y siéntate al fuego, parece que nieva fuerte. . A penas conseguí levantarme y recomponerme del golpe, me acerqué a la lumbre para entrar en calor. Aquella sombra se levantó con gran lentitud y se apoyó en una vieja muleta. Me miró de arriba abajo y me observo durante unos segundos. Tengo que reconocer que toda mi valentía y gallardía se habían quedado en la calle y, en esos momentos temblaba por algo más que el frío. Me puso la mano en la cabeza y me miró a los ojos. . - Veo mucho futuro en ti – me dijo – eres un chico valiente y luchador pero, sobre todo veo en ti la fuerza de la vida. Las ganas de seguir adelante a pesar de todos los impedimentos que tienes. No te preocupes porque vas a ser tan grande como sueñes que puedes ser. . - ¿Sois acaso un mago señor? – dije con temor . - Oh! Ja,ja,ja. ¡Mi joven amigo, unos dicen que soy un hechicero, otros que un fabuloso mago y otros que soy un viejo loco! ¡No mi joven amigo, ninguno acierta! – dijo estallando de risa – Solo soy un viejo que ha vivido mucho y ha visto mucho. Te daré un consejo: Si quieres llegar a ser un caballero y hacer todo lo que te propongas vive como si la vida fuese un sueño, lucha por defender a los tuyos y se un caballero cada vez que se te presente la ocasión. Siente que el mudo cada día se ha hecho de nuevo para ti. Haz que el viento mueva las alas de tu vida solo para ti y que se pare el mundo cada vez que te pares a observarlo. Grita tan fuerte que rompas las cadenas que atan tu vida y no te permitan ser feliz. Muévete porque no eres un árbol y no tienes porque soportar los golpes pero, jamás devuelvas y si esto va a causar mayor daño. Si consigues devolver con una sonrisa una traición y ofrecerle la mano al que con la suya te señale te habrás ganado las puertas del cielo. Ahora vete y no pierdas ni un instante de tu vida. . Cogí mi atillo y mi daga, me dirigí a la puerta y me dispuse a abrirla. Conseguí mover aquel bloque tan pesado de madera y justo cuando me disponía a salir me dijo:
. - Chico – no levantó la vista del libro que leía – No tengas prisa por llegar a ninguna meta concreta, lo importante del camino es caerse y levantarse, insistir y aprender. No lo olvides. . Si algo aprendí es a no juzgar por las apariencias: Aunque caminaba con dificultad y apoyado en un bastón tenía un corazón tan fuerte que hubiera levantado la más pesada piedra. Aunque su voz denotaba el paso de muchos años, el tenía una vitalidad inimaginable y aquella risa revelaba que hasta la persona más solitaria del mundo puede ser alegre. Días más tarde pasé por el mismo lugar y él no estaba pero, esto es otro capítulo en mi vida.

Parte de mi

Mi abuelo me decía siempre: No te dejes engañar y perdona pero no olvida. Tener rencor es un arma que sólo usan las personas que no tiene corazón ni el uso de razón suficiente. Hay que aprender a pedir perdón porque no merece la pena perder todo lo bueno por una tontería. Por mucho que cueste hay que esforzarse y retirar el orgullo para pronunciar un "lo siento".
.
Se que cuesta trabajo y que el orgullo la mayoría de las veces es quién nos mantiene en los jaleos. Siempre me ha costado poder desembarazarme de esa capa de orgullo que me protege, esa capa que cuando me tiran al suelo me hace levantarme sin un rasguño, quitarme el polvo de encima y devolver el empujón con mucha mayor fuerza. Hay veces contadas en mi vida que he perdido esa capa y hoy, es una de ellas porque merece la pena. Merece antes la pena dañar el orgullo que no el corazón y no olvidaré jamás que un perdón de verdad se hace con el corazón y no con las palabras. La vida me ha enseñado a perdonar pero nunca a esperar el perdón de los demás.
.
Hay pocas personas por las que merece la pena luchar y nunca jamás debería de hacerlas daño y sin embargo a veces, es inevitable por nuestra ignorancia y meteduras de pata. Saber encajar una derrota también es ganar, saber morir luchando tambien es vecer y si hay que vivir pensando en alguien prefiero que sea en vos. Podrás contar conmigo bajo el sol, caiga agua o nieve, en invierno o en verano y, si hace falta recorreré el infierno por ti. Lo siento, porque en tan poco tiempo, has pasado a ser parte de mi vida. Has pasado a ser parte de mi. Perderte significaría empezar a perder partes que me importa, esas cosas que tanto cuesta encontrar en el camino y que poco a poco van pasando a ser los pulmones de tu vida, esos que te hacen respirar y te dan aliento.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Caminos de Odio

Hoy me he sentado en un banco y me he quedado quieto viendo como pasan las horas sin saber si seguir peleando por la vida o volver atrás como un cobarde. A veces no se si vengo o voy en mi particular camino, ni se si siento lo que digo o si escucho lo que me dicen. Mi camino se ha perdido en un mar de dudas entre senderos que escogí y los que no debí escoger. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? A veces me lo pregunto. Me pregunto como puede ser que yo haya estado rodeado de gente que con la mirada tan limpia y pura te engañaba como el peor de los Judas Iscariote. A veces desearía no tener que elegir y que lo hicieran por mi porque, ya no se cuanta gente habrá quedado atrás en el camino ni cuanta gente tendré que dejar atrás. Se que los que han quedado atrás la mayoría se merecían no seguir en mi ruta hacia la felicidad, pero tal vez alguno de los que se haya quedado merecía una segunda oportunidad. Puede que a su modo pensar mucho, en si el pasado ha sido acertado o no, sirva exactamente una mierda.
Sientes que la vida en realidad es un cúmulo de decisiones, gente que distancias y gente que tienes cerca aunque también hay casos en los que la distancia supone el miedo a perder a alguien y paradójicamente, ese distanciamiento hace que acabes perdiendo a esa persona. El viento de la vida que se lleva momentos de noches con luna, amores en playas soleadas y sentimientos que ni son tan verdaderos como pretendíamos, ni son tan puros como pensábamos. Como poder olvidar los pasos tomados, lo hermoso que era poder sentir que todo era más bonito cuando eramos tan pequeños y no nos dábamos cuenta de que las oportunidades pasan para nunca más volver. Aquellos días tranquilos y sin preocupaciones por el futuro, aquellas manos entrelazadas con mil sueños por delante, esos ojos que miraban mi cara y provocaban un latir del corazón a un millon de veces por minuto, esos pasos por un mismo sendero y con una misma meta. Esos amaneceres con la brisa acariciándome la cara, el sol comenzándose a asomar por la ventana y nada más que el sonido de la respiración de la compañia a tu lado. Recuerdo que yo no era mal tipo, un chaval normal, pero una vez que te han causado tanto daño te das cuenta de que en tu sangre esta gravada a fuego la palabra ODIO.
Te das cuenta de que la vida es totalmente injusta , rodeado de hienas sanguinarias y carroñeras que lo único que quieren es destrozarte por dentro tan solo por su propia causa. Entonces te das cuenta de que si no es por las decisiones, a veces tan estúpidamente precipitadas que se toman a la hora de tomar tu camino, no podrías vivir en paz con tu alma porque tus propios enemigos lograrían alcanzarte. Hasta que no sangramos no nos damos cuenta que la vida es dolor y llanto, amor y odio, comedia y drama, a partes iguales. Nunca encontrarás en ese oscuro rincón algo que te pueda hacer recordar los buenos momenots, allí dónde te has sentido vejado y humillada tu propia dignidad. Mírarles a la cara y que no te puedan ver temblar, hay que hacerles ver que no les tienes miedo y ya en la calle volver a encontrar las razones por las que pelear.

sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Por qué combatimos?

Creo que he perdido la cuenta de los días que llevamos sin encontrar un puerto seguro. Esto últimamente se está complicando más y es que, se están haciendo grandes controles en cada ciudad para evitar la entrada de piratas en sus puertos comerciales. La tripulación está empezando a perder la paciencia y yo comienzo a odiar este cascarón de nuez y necesito poder disfrutar de los pequeños placeres que tiene la vida: un buen ron, una buena mujer, un buen baño y una camisa de lino nueva. Me embarqué en el Santa Inés hace ya casi 3 meses y no he vuelto a pisar tierra castellana desde entonces. El olvido nunca fue la mejor de las razones para enrolarse con piratas y bucaneros pero, que se podía esperar de un pobre muchacho que no tenía otra forma de vivir que no fuera alquilar su espada y matar por unas pocas monedas de oro. Sin embargo, tuve la desgracia de enamorarme de una joven dama y tras varias citas con ella tuve la gallardía de pedirle la mano a su padre que, con ciertas dudas, aceptó. Tenía por aquel entonces razones por las que combatir cada mañana, razones suficientes para luchar por hacerme una vida mejor.
.
. Las cosas parecían verdaderamente de obra teatral del mismísimo Lope de Vega pero, resultó convertirse en una tragedia como la del hereje ingles William Shakespeare en su Romeo y Julieta. Ocurrió que mi joven prometida decidió pasar su particular noche de bodas con un joven galán y como consecuencia lo acuchille con mi sable tras un duelo no demasiado vistoso. Tuve la mala suerte de que el cadáver era primo del Duque de Medina, con lo cual me cayó encima todo el peso de la ley y tuve que huir de Madrid. Así fue como acabé en el Santa Inés, capitaneado por un loco borracho y con una tripulación fumadora, bebedora empedernida y la más sanguinaria de todo el mediterraneo. Zarpamos desde el puerto de Málaga pero, las cosas por las que combatía ahora, no eran una ilusión sino más bien mera supervivencia. .
.
El mundo se mueve por amor, se arrodilla ante el con reverencia. Las personas creemos que no merecemos el amor, y nos dirigimos a espacios vacíos e intentamos cerrar las brechas del pasado. No nos damos cuenta de que para ello han lograr la felicidad junto a otra persona porque, la felicidad, sólo es real cuando se comparte. Pero nos asusta, nos aterroriza poder empezar una vida de cero con alguien, nos escondemos en una zanja porque pensamos que todavía hay esperanza de que si salimos de ella todo vaya a seguir igual que antes. La única esperanza que tenemos es aceptar que esa vida ha muerto y cuanto antes lo hagamos mejor. Yo he comenzado a aceptar el rol que tengo en mi nueva vida y se que cuanto antes termine por aceptarlo, antes podré ejercer como pirata, es decir: sin piedad, sin compasión y sin remordimiento. En el fondo, el éxito de una causa como la nuestra depende de ello, sin piedad no hay errores, sin compasión no hay oportunidades al enemigo y el remordimiento puede evitarse haciendo monólogos con ron. . .
Creo que en el fondo conozco a una persona que me puede ayudar a salir de esta pero creo que a mi, precisamente a mi, no sea a quién tienda la mano y le diga que la siga hasta el fin del mundo. Pero si no es por encontrar a alguien como ella, ¿Por qué sangrar?. Si no luchamos por alguna razón no tiene sentido permanecer vivo en esta mísera existencia. Supongo que peleamos porque tenemos esa pequeña esperanza de que todo vaya a mejor y de poder cambiar el mundo. Si no fuera por todo esto...¿Por qué combatimos?
.
.

Cartas en el frente

Recibí aquella carta un 12 de Julio de 1529 y como todos los malditos días llovía a raudales. En esa tierra dejada por la mano de Dios no dejaba nunca de caer agua, Dios jamás se había paseado por Flandes, aquello debía de ser el maldito infierno. Un sol rojizo y humedad eterna. Cogí tiritando la carta que debía de ser mi madre, probablemente esperando nuevas del frente. Sin embargo, no pude evitar un pequeño grito ahogado al reconocer aquella finísima letra: A la atención de D. Raúl Lope Balboa, tercio viejo de Cartagena, embarcados con rumbo a Flandes en el Santa Inés. Posta militar de Flandes. Madrid, 4 de Junio de 1529 Queridísimo Raúl:
Llevo muchos años pensando en escribiros a vos una carta como esta y por unas razones u otras no he tenido la valía de hacerlo. Espero que no os moleste leer mi letra después de nuestro último desencuentro en el puerto de Cádiz. Pensaréis que han pasado muchos años y sin embargo, aun os recuerdo tan valiente y tan apuesto como si fuera ayer mismo cuando me despedí de vos y jurasteis que un día moriríais por mí. Espero que sigáis siendo hombre de palabra y sigáis manteniendo vuestra promesa. Como os decía nunca antes os había escrito para deciros verdaderamente cuanto os amo a pesar de llevar tantos años separados. Realmente os admiro por combatir a favor de nuestro rey y la verdadera fé católica. Manteneros vivo, sigo deseando volver a pasear a vuestro lado. ¿Recordáis la primera vez que paseamos juntos en la fuente de la Herrería? Fue hace ya 10 años y sentí por primera vez que os convertiríais en un papel importante en mi vida. Por aquel entonces vos pasabais una mala racha, recién llegado a Madrid y sin un futuro claro por delante. Sin embargo, tuvisteis los arrestos de mantenerme la mirada cuando nos cruzamos en la Calle del Mediodía. Hay quien diría que fue amor a primera vista, puro y limpio.
Siempre admiré la gran cantidad de fieles amistades que teníais y espero que las sigáis manteniendo. Por mi parte, perdonadme si me sobrepaso, he conocido a varios pretendientes en estos últimos años y algunos para mi desgracia acabaron convirtiéndose en vuestros sustitutos. Algunos partieron como vos a luchar por nuestro Rey y otros murieron. Pero podéis estar tranquilos, mi corazón siempre os ha pertenecido a vos ya que, son muchos recuerdos los que no he podido borrar de mi mente y no quiero dejarlos tirados porque sigo teniendo grandes planes para vos. Os dije hace algunos años que vuestros jefes eran unos desalmados y como supongo que habréis podido observar con vuestros propios ojos en el campo de batalla no me equivocaba. Supongo que os habrán querido cambiar esa vena rebelde que tenéis pero espero que no lo hayáis permitido porque tengo que confesaros que en el fondo me gusta.

No tengo nada más que deciros, se que nunca volverá a ser como antes pero si pudiera cambiar la historia trataría hasta la extenuación y desfallecimiento que así fuera. Os deseo la mejor suerte mi joven soldado, sed firme en la pelea contra nuestros enemigos y manteneros sano y salvo para regresar lo antes posible. Espero que vuestro amor siga siendo tan profundo y sincero como me jurasteis. Sinceramente vuestra, María de Medina y Esteve

P.D. Espero que sea mi nombre el que gritéis en la batalla con toda la ilusión y coraje.

Releí la carta unas siete veces antes de que el estruendo de un cañonazo me devolviera de la órbita a la tierra. Habían pasado muchos años desde que partió a Cádiz para casarse con un joven lugarteniente y no había sabido de ella desde entonces. Mi corazón se debatía entre el odio y el amor. ¿Cómo poder explicar con palabras un rencor y una ilusión a su vez tan grande?