viernes, 31 de octubre de 2008

Confía en mi

Confiar, que palabra tan simple y que complicado darle sentido a lo que pide. "Confía en mi". Aun se me clavan esas tres palabras en la cabeza cada vez que pienso en los labios que las pronunciaron. No resulta facil confiar en una persona después de comprobar que la palabra se toma demasiado a la ligera hoy en día. Como olvidar esos labios que prometían el mundo y que con el tiempo me relegaron al olvido. Es horrible el miedo que puedes llegar a cogerle al mundo, no se puede contener toda la marea de sentimientos, y todo ello por el simple temor de no poder volver a confiar. No nos damos cuenta que confiar en alguien consiste en tener fe ciega en esa persona y si no existe ese vínculo místico nos matan, aparecen las caras tristes y el sentimiento de haber sido traicionado. Esas palabras que salieron de su boca aquella tarde se quedaron vacías varias semanas después cuando recibí un correo de un amigo en el que se podía leer: Tengo que decírtelo y se que no es el modo pero cuanto antes lo sepas mejor: Sara ha estado con otro.
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Tan frío como real era el correo. ¿Para que andarse con rodeos? Los disparos cuanto más rapidos y mortíferos mejor, por lo menos te evitan la agonía de desangrarte o de sentirte estúpido ante la cuestión. La escribí de inmediato y simplemente le puse: "Cafetería Astoria a las 5, se puntual. Tienes algo que contarme"
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Ella sabía o por lo menos presentía que su escapadita con aquel tio era ya una cosa que yo sabía. Puntual como el mejor reloj suizo apareció en la cafetería en la que habíamos quedado. Estaba preciosa, tan bonita que hacía daño mirarla pero no dejaba de ser desde hacía pocas horas mi más mortal e íntima enemiga.
- ¿Qué te pasa? - Dijo algo entre disgustada y preocupada. Parecía que mi aviso tan corto y conciso le había molestado.
. - Muchas cosas, entre otras que hay veces que es mejor no ver, no oir y no entender el mundo - Dije con tono indiferente. .
- A veces es mejor no entender el mundo - hablaba mientras cogía un pitillo - ¿Qué coño te pasa? .
- Pasa que has estado con otro y...- Su tono finalmente me había sacado de mi indiferencia y me había cabreado - que me has tratado como un gilipoyas. No te vas a reir de mi eso es algo que no voy a consentirtelo ni a ti ni a nadie, voy a pelearme con medio mundo si hace falta con tal de que me respeten. Hace unas horas me lamentaba y maldecía al puñetero cielo por haberme hecho esto. Ahora ya no me lamento, incluso daría las gracias por haberme abierto los ojos. Tan ciego estaba y no me daba cuenta de que estaba con una persona tan ruín, cobarde y despreciable que podría hacer algo semejante.
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- Lo siento...no quería hacerte daño - le tenblaba el pulso, tal vez nunca habría imaginado que tendría valor para decirle aquello. .
- ¡No me vengas con esas ahora! - Acababa de decir las palabras que más odiaba en el mundo "no quería hacerte daño" - Y resulta además que me lo veía venir, no es normal que quedes con un amigo más que con tu puñetero chico, y menos para ir al cine, para ir a cenar solos...y yo como un idiota dicíendome que solo eran amigos, dejándome convencer por tu promesas y tu "confía en mi" una y otra vez. Permitiendo que me manipularas con probablemente falsos abrazos forzados y hablandome de nosotros dos. . Me levanté para irme y justo cuando pasé por su lado me cogío de la mano y mirándome con cierta tristeza dijo:
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- Dentro de un tiempo seremos amigos...¿Verdad? - Casi parecía un ruego.
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- Claro...confía en mi - respondí guiñándole un ojo. .
Me alejé y dejé en aquella cafetería casi un año de mi vida sin imaginarme que nunca más volvería a estar con ella. Hasta el día de hoy sigo sin saber nada (ni ganas de hacerlo) de ella. No pude evitar que una lágrima me cayera mientras por una extraña casualidad sonaba una y otra vez en mi cabeza la canción "El equilibrio es imposible" que tan genialmente compusieron nuestros amigos del grupo "Los Piratas".
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Confía en mi nunca has soñado
poder gritar y te enfureces
es horrible el miedo incontenible
entonces ven dame un pedazo
no te conozco cuando dices
que felices que caras mas tristes
que caras mas tristes.
Ella sabe y presiente que algo ha cambiado,
¿Dónde estas? no te veo, es mejor.
Ya lo entiendo ahora, ya no me lamento,
no sigo detras, ¿Para qué?
Si cada vez que vienes me conveces,
me abrazas y me hablas de los dos
y yo siento que no voy
que el equilibrio es imposible
cuando vienes y me hablas de nosotros dos,
yo te dire que no yo te sigo
porque creo que en el fondo hay algo.
Ella no me imagina cazando en los bares,
viviendo deprisa, ¿Para qué....para qué...?
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No he vuelvo a coincidir con ella en más de dos minutos y en dos raros encuentros puntuales en dos sábados de madrugada. Confiar, que palabra facilmente utilizada y que nos repercute para toda la vida. Ahora ha llegado una etapa en la que me pregunto si debo de darle permiso a otra persona para que utilice esas tres maravillosas palabras: confía en mi.

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