viernes, 31 de octubre de 2008

Café en Viernes

Hoy es viernes así que he pasado como buenamente he podido mi personal resaca esperando a mi buen amigo Borja. Tocaba café debajo de mi casa, al sol de Octubre, justo en la terraza del bar que tenemos en la plaza. Las gafas de sol tratan de disimular las ojeras que desvelan una falta inmensa de sueño. Anoche fue una de esos momentos en la vida en que te planteas seriamente tratar de evitar ciertas cosas como has aprendido. Era noche de reencuentros y desencuentros en un sitio donde es imposible evitarlos. Alguien me dijo una vez que es mejor dar la espalda a todo aquel que trata de hacerte daño y no enfrentarte a el. Los enfrentamientos no traen nada bueno y hay que saber darse la vuelta y tragarte las palabras para evitar una mayor gresca. Empieza a oírse una canción en la lejanía. Me incorporo y me giro para tratar de situar esos versos en una cara y una voz. Me mira el camarero, ahora ya amigo íntimo desde que pasamos todos los viernes del curso ahí sentados, y me hace un guiño cómplice como diciéndome: Va por vos. Estos argentinos tienen guasa los jodidos, parece que me ha leído el pensamiento y sabe tal y como me encuentro ahora. Me centro en la letra de esa canción y localizo el autor. El maestro Sabina y su tema seis tequilas me tranquilizan.
.
-Me falta una mujer,
me sobran seis tequilas,
no ver para querer,
malditas sean las pilas
que me hacen trasnochar
echándonos de menos,
echándome de más,
almíbar y centeno.
Me falta un corazón
me sobran cinco estrellas
de hoteles de ocasión
donde dejar mis huellas,
con nada que ocultar,
con todo por delante,
Goliat era un patán,
David era un gigante.
Cómo decía antes, los encuentros a veces son inevitables por mucho que te conciencies en evitar y zigzaguear a una persona, finalmente te acabas topando con el sujeto en cuestión. Lo tenía cara a cara y me miró de arriba abajo con cierta indiferencia. Comenzó su particular bombardeo verbal mientras yo intentaba aguantar el tipo. Busqué en el horizonte una cara amiga que me aliviara y me diera especiales ánimos para evitar contestar aquel ataque frontal en toda regla. Tras varias rondas de navajazos a quemarropa en forma de reproches por fin empecé a ver que escampaba. Como me había enseñado la filosofía, llamémosla “Made in Z”, me di media vuelta y dejé al sujeto en cuestión con ganas de una respuesta. Si hubiera respondido lo más probable es que habría aprovechado este sujeto para lanzarme nuevos dardos y yo, no estoy por la labor de facilitar al personal esta tarea. Olé por ti chaval, eso es aguantar delante de un miura y no lo que hace el José Tomás. Sabina me devuelve a la realidad mientras remuevo con cierta indiferencia el café:
Aunque en parte soy juez
de un nunca, de un tal vez
de un no sé, de un después,
de un qué pronto...
En asuntos de amor
siempre pierde el mejor,
no me tomes tontita por tonto.
Me falta una verdad,
me sobran cien excusas,
qué borde es la ansiedad,
que pérfidas las musas
que nimban a cualquier
pelanas con su foco,
que cobran alquiler,
con tangas y a lo loco.
En esos inciertos momentos de la noche sentí el calor de gente que por desgracia no está más tiempo compartiendo mi vida. La distancia o simplemente los quehaceres de la vida nos impiden mantener una relación más estrecha. Una silueta aparece por la esquina de la plaza concierta prisa. Es mi querido amigo Borja que llega tarde probablemente porque se ha quedado dormido. Mientras llega hasta en la terraza del bar apuro el último sorbo de café y me sumerjo cerrando los ojos en los últimos versos de la canción que está tocando a su fin:
Deja, por compasión
que entone la canción
del chaval que escapa de la infancia
en la estación de Francia.
Parece que el equilibrio en la vida es imposible pero ciertas personas nos recuerdan que no es así. Esta última estrofa me hace acordarme de la despedida, bajo un cielo gris y lluvioso, en la estación de St. Jean. Tendré tiempo de hablar de esa despedida de Burdeos en Septiembre de 2007 pero, esa etapa aun tiene heridas sin cerrar y puede que sea pronto para hablar de ello ¿O tal vez no?

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