viernes, 31 de octubre de 2008

Buscando un arcoiris

El arco iris raramentes aparece, y cuando lo hace y has perdido la oportunidad de poder tocarlo, maldices tu mala suerte. Tal vez hayas intentado por todos los medios tocarlo y egoista de el halla preferido ocultarse tras las nubes o simplemente desaparecer. En algún sitio sobre lo alto del arco iris alto hay un tierra donde los días son azules y los sueños que desafías a soñar realmente se realizan. Lejos, tras mucho tiempo, quizá llegue un día en el que lo pueda encontrar. Recuerdo una historia que me contó mi abuelo en aquellos tiempos en los que mi arco iris desapareció de repente. Cuentan que un soldado tuvo que marchar a la guerra y se tenía que despedir de la princesa. Me contaba mi abuelo desde una forma cómplice y que me hizo comprender que la perdida de alguien no es el fin de la batalla de la vida. Aun recuerdo aquella historia como si me la hubiera contado ayer. "El casco le asfixiaba, el escudo le pesaba y dejó caer la lanza. No le dice adiós, es un hasta luego. No le dice que la quiere, no hace falta. La mirada basta para poder decir todo lo que ha callado: "Hasta pronto, mi princesa, mi reina, mi sol". Se quitó el casco porque no le dejaba ver, el escudo le desequilibraba para poder arrojar la lanza y llegar a su objetivo. La mira por un instante, sabe que cuando se de la vuelta su reina la estará mirando. No habrá tiempo para mirar atrás, en este instante tiene que seguir adelante y partir a la batalla sin que su mirada cristalina y acuosa entristezcan a su princesa. Sabe que ella la estará esperando, es lo que más le llena de coraje en el camino. No hacen falta las palabras, ella lo sabe tambíen. La mirada desvela lo que sienten. Se comunican mediante el viento, mediante el aire. Allí donde esté, allí donde vaya a luchar sabe que su reina la estará esperando siempre fiel, cariñosa y en pie aguardándolo que aparezca una noche para estar por fin juntos. Lo último que gritará en la batalla será su nombre." No ha vuelto aparecer ningún arcoiris pero, no pienso perder la oportunidad de tocarlo tal y como me enseñó mi abuelo: Si hay vida, hay motivos para luchar por un mundo mejor.

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