sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Por qué combatimos?

Creo que he perdido la cuenta de los días que llevamos sin encontrar un puerto seguro. Esto últimamente se está complicando más y es que, se están haciendo grandes controles en cada ciudad para evitar la entrada de piratas en sus puertos comerciales. La tripulación está empezando a perder la paciencia y yo comienzo a odiar este cascarón de nuez y necesito poder disfrutar de los pequeños placeres que tiene la vida: un buen ron, una buena mujer, un buen baño y una camisa de lino nueva. Me embarqué en el Santa Inés hace ya casi 3 meses y no he vuelto a pisar tierra castellana desde entonces. El olvido nunca fue la mejor de las razones para enrolarse con piratas y bucaneros pero, que se podía esperar de un pobre muchacho que no tenía otra forma de vivir que no fuera alquilar su espada y matar por unas pocas monedas de oro. Sin embargo, tuve la desgracia de enamorarme de una joven dama y tras varias citas con ella tuve la gallardía de pedirle la mano a su padre que, con ciertas dudas, aceptó. Tenía por aquel entonces razones por las que combatir cada mañana, razones suficientes para luchar por hacerme una vida mejor.
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. Las cosas parecían verdaderamente de obra teatral del mismísimo Lope de Vega pero, resultó convertirse en una tragedia como la del hereje ingles William Shakespeare en su Romeo y Julieta. Ocurrió que mi joven prometida decidió pasar su particular noche de bodas con un joven galán y como consecuencia lo acuchille con mi sable tras un duelo no demasiado vistoso. Tuve la mala suerte de que el cadáver era primo del Duque de Medina, con lo cual me cayó encima todo el peso de la ley y tuve que huir de Madrid. Así fue como acabé en el Santa Inés, capitaneado por un loco borracho y con una tripulación fumadora, bebedora empedernida y la más sanguinaria de todo el mediterraneo. Zarpamos desde el puerto de Málaga pero, las cosas por las que combatía ahora, no eran una ilusión sino más bien mera supervivencia. .
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El mundo se mueve por amor, se arrodilla ante el con reverencia. Las personas creemos que no merecemos el amor, y nos dirigimos a espacios vacíos e intentamos cerrar las brechas del pasado. No nos damos cuenta de que para ello han lograr la felicidad junto a otra persona porque, la felicidad, sólo es real cuando se comparte. Pero nos asusta, nos aterroriza poder empezar una vida de cero con alguien, nos escondemos en una zanja porque pensamos que todavía hay esperanza de que si salimos de ella todo vaya a seguir igual que antes. La única esperanza que tenemos es aceptar que esa vida ha muerto y cuanto antes lo hagamos mejor. Yo he comenzado a aceptar el rol que tengo en mi nueva vida y se que cuanto antes termine por aceptarlo, antes podré ejercer como pirata, es decir: sin piedad, sin compasión y sin remordimiento. En el fondo, el éxito de una causa como la nuestra depende de ello, sin piedad no hay errores, sin compasión no hay oportunidades al enemigo y el remordimiento puede evitarse haciendo monólogos con ron. . .
Creo que en el fondo conozco a una persona que me puede ayudar a salir de esta pero creo que a mi, precisamente a mi, no sea a quién tienda la mano y le diga que la siga hasta el fin del mundo. Pero si no es por encontrar a alguien como ella, ¿Por qué sangrar?. Si no luchamos por alguna razón no tiene sentido permanecer vivo en esta mísera existencia. Supongo que peleamos porque tenemos esa pequeña esperanza de que todo vaya a mejor y de poder cambiar el mundo. Si no fuera por todo esto...¿Por qué combatimos?
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