lunes, 2 de febrero de 2009

Sueños

El sueño aquel que nunca otra vez pude recordar y que se repetía las noches de aquel verano interminable. Aquel sueño que parecía tan real y que se podía casi palpar, y que, cosas de la vida, acabó convirtiendose en mi personal tortura cuando, tiempo más adelante, pasaron aquellos recuerdos a la caja de mi pasado. Aquel sueño que se mezclava a su vez con fragmentos de canciones de las noches alegres en las fiestas de la plaza mayor. Esos días en los que veíamos madrugar sentados en el banco, con los cálidos primeros rayos de sol que se asomaban por el orizonte. Mil historias que jamás volverán, pero que se quedarán de alguna forma para siempre en nuestro rincón más íntimo.
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Déjame que reviente el mundo en dos patadas
y arañar lo que quede en pie de sus entrañas
Llévame al rincón dónde las manos hablan
Para dejarme querer
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Ponernos a correr antes de que el extraño silencio que nos rodea caiga sobre nosotros y acabe por atraparnos. Salir antes de que las sombras del pasado acaben atrapándote en un eterno manto negro. Pero ahora si pudiera resucitar todo aquello diría que no. Que el presente realmente es lo que me gusta de mi vida porque, por una maldita vez, lo estoy pintando como me gusta. A colores mi pequeño universo comprendido entre una ínsula fronteriza y el valle de mi pequeña república de Amara.
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Si lo hago mal no dejes de sususurrar que no hay sito en tu colchón mi corazón a punto de caducar de estar esperándote
y en el balcón sufría como un cristal antes de que despierte mis sueños der bar en bar
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Mejor callar y hacer del cielo un desván y que nada sea como ayer y acariciar la sombra del pedestal dónde un día te encontré

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