jueves, 22 de enero de 2009

Una pequeña dama

Me da por recordad dónde fuiste y dónde estarás. Quizá sea tarde ya para reproches, quizá sea para pensar que falla en tu cabeza, qué diablos pensabas en aquel momento. Qué hace a dos personas dar con un golpe de timón al destino de una vida por la brava. Debía de poderse eliminar la esquizofrenia-paranoica a la hora de firmar el contrato de unión mística de dos personas. Más de una pareja me parece que no habría superado el casting de haber sabido como se las gasta el personal. Tampoco merece la pena deshojar y averiguar realmente que pasa por la cabeza de una persona que puede con toda frialdad engañar al ser que ama. No solo engañarlo, sino tener el santo valor de además con esa frialdad que a veces sólo tienen las mujeres y que con esos ojitos tan azules, tan angelicales, pueden convertirse en el mismísimo Diablo. Son cosas que parecen inherentes a ellas, casi desde pequeñas, sin darse cuenta son capaces de hacer esas cosas, aunque muchas de ellas aun no sepan que tienen esa extraña facultad o realmente los ojos sean el verdadero espejo de su alma.
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Me asusto y corro a pedir perdón
me pone malo esta situación
porque siempre al final algo falla
nos vino a visitar la cruda realidad
entró sin llamar
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Pero como digo, no hay tiempo para las historias tristes ni los reproches. De un día para otro hay que verlas venir y tal vez el, mayor error que cometamos sea no prevenirlo. Si bien es cierto que muchas veces la opinión infecta nuestras mentes, hay que saber escuchar a un amigo que previene de que el Diablo puede tomar las formas más bonitas del mundo. Incluso al fin del mundo hubiera marchado sin dudarlo un instante si me lo hubiera pedido. Son cosas que se piensan en esos momentos y que, desde luego, ahora no acompañaría a aquel fantasma de mi vida más que al mismísimas puertas del Hades. Y sin embargo, aun algunas noches no puedo quitarme ese fantasma que me ataca en los sueños, me envenena con sus susurros en el oído y me hizo, durante un tiempo, sentirme engañado por la vida. Es verdad que no soy gran cosa, que cualquier tipo un poco mejor que yo es algo de mejor partido. Claro que la vida tiene sus formas curiosas de venganza y aquella pequeña dama acabó con un galán de otras tierras, pero totalmente sicótica y paranoica. Tal vez no debías de haber apuntado tan alto nena, yo soy un chaval de barrio, más simple que el mecanismo de una boina, pero que sabe lo que cuesta ganarse las cosas y que la felicidad no es eterna.
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Al contrario que aquella mujer, lo suyo me costó ganarme lo mío, cada palmo de terreno que ahora tengo y que defiendo como gato panza arriba. A pesar de que de vez en cuando se pasea pavoneándose por el barrio se que en el fondo no siente más que lástima por ella misma y eso...eso realmente es lo que hace ser una persona tan desesperada y penosamente triste.

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